El toque de queda en Mallorca continuará siendo a las diez de la noche sine die. Las nuevas restricciones que mañana debe anunciar la presidenta del Govern, y que serán más duras que las actuales, no afectarán al horario límite de confinamiento domiciliario nocturno, que seguirá como hasta ahora. El estado de alarma decretado por el Gobierno central impide al Ejecutivo balear adelantar el toque de queda. Ante ello, Francina Armengol baraja otras alternativas para tratar de atajar cuanto antes los contagios por covid en Balears, con la incidencia más alta de todo el Estado.

La presidenta lleva días debatiendo intensamente con los consellers más directos las nuevas prohibiciones. Ha costado cerrar el paquete porque por un lado dentro del equipo de expertos de Salud que asesoran a Armengol hay visiones divergentes en cuanto a la contundencia a adoptar, y por otro ella misma está «muy preocupada» -en palabras de un alto cargo del Govern- y «no tiene claro qué medidas pueden ser más efectivas sin perjudicar todavía más a la economía».

Sobre la mesa está el confinamiento perimetral de los municipios y barrios o zonas con mayor número de contagios. Según el último informe del Servicio balear de Epidemiología, Petra, Alaró y Lloseta son los que registran una incidencia acumulada más elevada. No obstante, en el Govern no están satisfechos con el cierre de Manacor hace semanas, por lo que quieren estar seguros antes de imponerlo en otros pueblos.

En el Govern reina una fuerte preocupación y no ha habido una postura unánime sobre la contundencia a adoptar

Lo que está decidido es la reducción de aforos en espacios cerrados, tal y como ya vaticinó la consellera de Salud el miércoles, para evitar las aglomeraciones que se están viviendo estos días de fiestas, con elevada presencia de gente en las calles, terrazas y de compras. No se descarta que el endurecimiento de restricciones afecte nuevamente a los bares y restaurantes, si bien el Govern recibe presiones del sector para no llevarlo a cabo.