La fiscalía de Palma solicita la pena máxima por el delito de asesinato para Rafael Pantoja, el vigilante de seguridad que está acusado de haber matado a su expareja sentimental, Sacramento Roca, 'Sacri', cuando la mujer se encontraba trabajando en el centro comercial Conforama. La acusación imputa al acusado dos delitos. El más grave es el de asesinato, por el que se reclama 25 años de cárcel. Además, también se le acusa de otro delito de amenazas, por el que se le pide dos años más de prisión.

El asesinato de Sacri fue uno de los crímenes más brutales que se recuerdan en Mallorca, ya que la mujer fue apuñalada mientras atendía su puesto de trabajo. La mujer, de 36 años de edad, y Rafael Pantoja, de 45, habían mantenido una larga relación sentimental, que se fracturó poco antes de que ocurrieran los hechos, acontecidos el pasado día 18 de noviembre. El acusado nunca aceptó la ruptura que decidió la mujer, que cuatro días antes de morir apuñalada acudió a la Policía a pedir ayudacuatro días antes de morir apuñalada acudió a la Policía a pedir ayuda, pero no se le aplicó el protocolo para defender a las víctimas de la violencia de género. La mujer denunció que le habían pinchado las cuatro ruedas del coche y que había encontrado por la calle carteles colgados, en los que aparecía su número de teléfono ofreciendo sexo. La Policía tramitó la denuncia por un delito de daños.

Según describe el escrito de acusación, Rafael Pantoja apareció en el centro comercial a las 16.40 horas del día del crimen. Se dirigió a la zona de cajas, donde estaba trabajando la mujer. Abordó a Sacramento y le entregó unas fotos. El acusado no se marchó, sino que fue hacia el interior del establecimiento. Quince minutos más tarde regresó a la zona de cajas, donde seguía la mujer trabajando y atendiendo a los clientes. La fiscalía asegura que Rafael intentó iniciar una conversación con la mujer, pero que al no lograrlo, se situó a la espalda de la víctima. El escrito describe que la agarró por los hombros, al tiempo que tiraba del cuello de la mujer para que no se movierala agarró por los hombros, al tiempo que tiraba del cuello de la mujer para que no se moviera, imposibilitando cualquier posibilidad de defensa. Acto seguido con el cuchillo que portaba en su mano derecha le asestó varias puñaladas a la mujer, ocasionándole la muerte casi al instante. La víctima era madre de dos niños menores de edad, de una relación anterior.

Según se comprobó en el estudio del cadáver de la mujer, el cuchillo le perforó el pulmón y le afectó al corazón. Fue apuñalada hasta en siete ocasiones. Las heridas fueron tan graves que murió al sufrir un inmediato shock hipovolémico.

Mientras la mujer yacía en el suelo, el presunto asesino huyó de la escena del crimen. Se marchó corriendo, pero sin soltar en ningún momento el cuchillo que había utilizado para matar a su expareja sentimental. Rafael Pantoja se dirigió hacia la calle Manacor. Fue perseguido por otro vigilante. El acusado, al darse cuenta que le seguían, amenazó a su perseguidor. Le mostró el arma y le amenazó con clavársela. La huida del agresor no duró mucho y fue detenido. Al acusado, que no sufre ninguna enfermedad mental, se le reclaman 150.000 euros de indemnización para los familiares.