Los ciberdelitos y las compras por internet.

Marc Truyol

Marc Truyol

En febrero del presente año 2023, desde el Ministerio del Interior de Gobierno de España, dentro de la propuesta de plan estratégico contra la cibercriminalidad, se informó que en el año 2022 se produjeron un total 375.506 ciberdelitos, un 72% más que los registrados en 2019, y un 352% si la comparación se realiza respecto a 2015.

Desde el órgano gubernamental alertan a la ciudadanía ante la falta de sensibilidad, al destacar que la ciberdelincuencia y sus consecuencias no generan todavía el necesario impacto social, a pesar de que hoy en día uno de cada cinco delitos en España se comete en la red.

Dentro de la propia práctica jurídica inherente a la actividad en los tribunales de justicia, son varias las clasificaciones sobre la cibercriminalidad, para una mejor compresión del lector se propone otra clasificación atendiendo a los intereses sociales que pueden ser afectados, distinguiendo tres categorías: ciberdelitos económicos: ataques que tienen como objetivo último la obtención de un beneficio patrimonial; ciberdelitos sociales: ataques que tienen como objeto una persona individual, en cualesquiera de los aspectos de su desarrollo personal; y ciberdelitos políticos: donde se engloban todos los comportamientos que tienen un objetivo ideológico o institucional.

La mayoría de los crímenes en el ciberespacio que se realizan son económicos, puesto que por lo general los comportamientos criminales que tienen la finalidad de obtener un beneficio patrimonial, por lo que tienen cabida todos los ataques que afectan al patrimonio de las personas individuales o al sistema económico en relación con las transacciones comerciales en Internet, pero también aquellos que afectan a otros bienes jurídicos, como la intimidad, seguridad de los sistemas, etc., pero que tienen el objetivo final de obtener un beneficio económico. 

Uno de los factores que parece directamente relacionado con la proliferación de los ciberdelitos económicos es el incremento de las compras en Internet, que según estadísticas no oficiales incrementa la posibilidad de ser objetivo de ciber fraude en un 377 por ciento.

El principal riesgo asociado a la compra y venta de productos y servicios en línea es el fraude. Relacionar la compra online con la victimización por ciber fraude tiene sentido si tenemos en cuenta que al pagar online generalmente se acaban “tecleando” los datos bancarios personales, incluyéndolos en el sistema, por lo que no es la propia actividad de compra lo que incrementa el riesgo de ser víctima de un delito, sino toda la actividad que viene unida a ella.

Como ya indicamos anteriormente en un artículo previo sobre la banca electrónica, los ciberdelincuentes suelen utilizar técnicas de ingeniería social para engañar a los usuarios y obtener información personal, como números de tarjetas de crédito, contraseñas y datos bancarios. Asimismo, la técnica más empleada es la de phishing para hacerse pasar por sitios web legítimos y engañar a las víctimas para que ingresen su información personal.

Además de las recomendaciones típicas para no caer en este tipo de ciberestafas como son la verificación de la identidad del vendedor, comprar en páginas web de confianza y evitar compartir información personal sensible en línea; una de las mayores consideraciones a tener en cuenta está relacionada con el uso de métodos de pago no seguros.

En ese sentido, podrás tener una mayor protección utilizando pasarelas de pago seguras dentro de la web. Las pasarelas de pagos son portales que facilitan y aseguran la transferencia de dinero entre un comprador y un vendedor en el entorno digital, siendo éste el equivalente de un terminal punto de venta (TPV), de la mayoría de los negocios. Las pasarelas más reconocidas por la generalidad de consumidores es PayPal, Amazon Pay, Stripe y entrando últimamente con mucha fuerza Bizum.

La seguridad que nos da la utilización de estas pasarelas de pago se centra en el tratamiento de nuestros datos. Uno de los aspectos que más definen la seguridad es que no tendremos que introducir nuestros datos bancarios en cada compra. Esto se debe a que su modelo utilizado en la mayoría de las plataformas consiste en crearnos un perfil en su plataforma, donde asociaremos nuestras tarjetas preferidas o cuenta bancaria, y emplearemos nuestras credenciales para realizar los pagos. De esta forma, evitaremos tener que introducir los dígitos de nuestra tarjeta y las compras serán mucho más ágiles, sin olvidar que, gracias a este sistema, las plataformas más seguras no comparten nuestros datos bancarios con las empresas, lo que supone un extra de seguridad.

Lo anterior se traduce en no ir a terceras páginas, formularios fuera de la web, de hecho, si intentan seguir con la conversación fuera de la propia web, ya tiene mal pronóstico.

Por ello, si has sido víctima de algún ciberdelito y necesitas ayuda legal, puedes ponerte en  contacto con nuestros abogados y abogadas especialistas a través de los siguientes números de contacto, 622 14 86 54 o en www.ablegal.es.