Horizontes

Cercle d’Economia: el observador activo

La entidad, con 30 años de trayectoria y presidida por José María Vicens, analiza y estudia las claves de la economía mallorquina. Pero no se conforma con observar sino que intenta que su voz sea escuchada por quienes gobiernan

José María Vicens preside el Cercle d’Economia desde 2018.

José María Vicens preside el Cercle d’Economia desde 2018. / Guillem Bosch

José María Vicens (Sóller, 1958) preside el Cercle d’Economia desde 2018. Médico de profesión, rememora que ingresó en la entidad «hace ya muchos años a través de la economía de la salud y el bienestar. Sabíamos la relación entre ambas esferas, y la pandemia ha evidenciado que, en realidad, hablamos de una simbiosis. Es necesario tener una economía con crecimiento ‘sano’, del mismo modo que cabe tener una población sana para generar economía. Son vasos comunicantes».

Para definir qué es el Cercle y su razón de ser, Vicens afirma: «Es una asociación sin ánimo de lucro instituida hace 30 años, en 1994, con el objetivo de colaborar activamente con los agentes públicos (los gobernantes) y el sector privado para intentar mejorar el bienestar y el progreso de Mallorca y de Balears en su conjunto. En este sentido, aprobamos un plan estratégico para el período 2021-2025 que tenemos a la vista en la Sala de Juntas para ser una referencia y tener el rumbo claro».

El presidente resume los dos primeros puntos de ese plan estratégico. «El primero habla de un Cercle independiente y eficaz, con viabilidad y solvencia a largo plazo. Por esa misma independencia, no recibimos subvenciones sino que mantenemos nuestra actividad a través de las cuotas de los socios (unos 300) y de las aportaciones de las empresas colaboradoras (unas 40). Uno de los objetivos planteados tiene que ver con la incorporación de jóvenes y mujeres al Cercle; en este sentido, se ha sumado recientemente a nuestra familia la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE), para conseguir nuevas energías e ideas».

«El segundo punto -prosigue Vicens- se refiere a una ‘colaboración activa’: no se trata de esperar sentados sino de aportar ideas. Por ello, establecemos alianzas con otras plataformas (colegios profesionales, asociaciones…) para abordar distintas cuestiones».

El presidente del Cercle pone en valor el conocimiento y la experiencia que aportan las personas asociadas al mismo, desde sectores profesionales muy variados y heterogéneos y desde ideologías distintas y plurales. «Los 300 socios -subraya Vicens- nos hacen una entidad distinta a las demás, una entidad transversal que siempre busca el consenso y el rigor. Las personas que integran el Cercle son amantes de ayudar, de sumar, de consensuar para el bien común; y dedican para ello su tiempo de forma desinteresada. Todas esas personas, cada una con su propia ideología, aportan su experiencia, sus conocimientos y su sabiduría. Son personas de todos los ámbitos profesionales: profesionales liberales, funcionarios, empresarios, personas que han ocupado cargos relevantes en la Administración e incluso personas jubiladas, pero activas».

El consenso, más necesario que nunca

Ese consenso, según Vicens- es en los tiempos actuales más necesario que nunca, y explica por qué. «Cabe recordar que el año pasado la palabra de moda en la FundéuRAE fue ‘polarización’, que sustituyó a ‘Inteligencia Artificial’. Polarización implica dos polos opuestos. Pues bien, uno de los cometidos actuales del Cercle es intentar revertir esa situación. En definitiva, cuando uno habla con personas de un u otro partido uno percibe que, más allá de diferencias, tienen varios puntos en común. Es decir, el consenso que buscamos (cuánto más amplio, mejor será) no tiene que ver con la nostalgia sino con la necesidad. Las legislaturas son cortas y la política es percibida con las luces cortas por la propia acción política (los políticos necesitan resultados), pero eso conlleva que no se solucionan los problemas estructurales. Por ello, entre otras cosas, sostengo que, si no existiera, el Cercle se tendría que crear».

Para que el trabajo de las personas asociadas sea lo más efectivo posible, el Cercle tiene constituidas distintas comisiones permanentes (financiación-economía, tecnología-innovación, turismo responsable, cultura…) así como otros grupos de trabajo, que se crean ad hoc para atender una cuestión social relevante. «En este caso, el último ejemplo (y muy significativo) es la temática de la vivienda, cuyo documento resumen se puede consultar en nuestra web».

Por otra parte, las conferencias o charlas que organiza regularmente el Cercle d’Economia gozan de merecido prestigio. No en vano, desde la entidad han conseguido tener como ponentes a presidentes del Gobierno (Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy), a los grandes nombres del turismo mallorquín (Gabriel Escarrer, las hermanas Sabina y Gloria Fluxá, Carmen Riu o Simón Pedro Barceló), además de otras grandes personalidades de las finanzas o la ciencia.

«En febrero contamos con el gobernador del Banco de España, Pablo Fernández de Cos, que nos habló del impacto económico-financiero del cambio climático, y se refirió al turismo, a la escasez de agua, al potencial incremento de la inflación y disminución del PIB. Puso el ejemplo claro del Mar Menor, con los efectos de gran envergadura producidos por la contaminación. Por cierto, comentó el propio gobernador que esa figura (en la historia de más de 200 años del Banco de España) nunca había estado en Mallorca para una conferencia».

A la hora de hacer el diagnóstico de la economía mallorquina en la actualidad, José María Vicens expone: «Cuando analizamos las ramas de actividad en Mallorca en el siglo XXI, observamos que la agricultura en 2022, por ejemplo, produce -según el INE- 135 millones de euros, frente a los 249 millones del año 2000. Cabe considerar además que importar productos del exterior tiene un coste económico y medioambiental muy relevante. La industria manufacturera, suponía 800 millones de euros (en el 2000) y se ha mantenido igual. Nos encontramos también que las actividades inmobiliarias, suponen hoy el 15% del PIB de Balears (la misma magnitud que la administración pública). Pero esa rama no proporciona demasiado empleo y, además, el coste de la vivienda puede subir o bajar repentinamente, como ha ocurrido en la Manga del Mar Menor, con una caída del 30% por motivos medioambientales».

Y concluye: «Quiero significar con ello que se debería complementar el modelo económico actual, muy enfocado al turismo y al comercio. Debemos ir hacia un turismo que aporte más valor. La realidad es que si observamos la evolución del el PIB per cápita por comunidades autónomas, constatamos que Balears y Canarias son las dos que más han perdido en el siglo XXI. Dos modelos plurinsulares y basados en los servicios».

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A lo largo de los años, el Cercle ha mostrado su compromiso para con la sociedad balear, sobre todo en lo que a economía se refiere. En este sentido, su actual presidente, José María Vicens- destaca como un hito muy importante su papel en la mejora de la financiación.

«Se trabajó muchísimo en esa cuestión fundamental; fue un trabajo saldado con un éxito concreto y cuantificable. En aquel momento -y me remonto a principio de los 2000- recuerdo que Diario de Mallorca publicaba titulares del estilo ‘Unos comen mortadela y otros comen jamón’. En Balears estábamos en la cola en ese capítulo, 22 puntos por debajo de la media. ¿Qué hizo el Cercle? Aglutinar a varias entidades y colegios profesionales; hablar con los distintos partidos políticos y con técnicos en la materia. Esos 22 puntos por debajo de la media equivalían a 400 millones de euros anuales, una cifra muy importante para mejorar los servicios públicos fundamentales, la educación y la sanidad, esencialmente», relata Vicens.

«Después de varios años de trabajo conjunto, en 2009, cuando aquí el presidente era Francesc Antich, Carles Manera el conseller de Economía y Alejandro Forcades presidía el Cercle se consiguió que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, entendiera la necesidad de equilibrio justo en el apartado financiero; entendía que la justicia estaba en el centro. Eso favoreció la mejora de la financiación de manera significativa. Y es innegable que al Cercle ese hecho le dio una cierta credibilidad, junto a su larga trayectoria».

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