Fakejóo

Tenía prácticamente listo mi artículo sobre la inminente investidura fake del popular (por el partido, no por el cariño de sus conciudadanos) Feijóo, cuando de repente, “la vida es lo que te pasa mientras haces otros planes”, John Winston Lenon, al calvo Rubiales le dio por sacar a pasear al neandertal que habita en su interior y (si sabes leer entre líneas) al rancio, casposo, baboso, cobarde y zafio espécimen que ocupando un palco presidencial de primerísima magnitud nos representaba a todos. Ayuso y abstinencia hasta la próxima semana.

He leído en infinidad de periódicos y sesudos análisis que con esta actitud restó protagonismo a un logro deportivo colectivo de primer orden, en el que un grupo de aguerridas y talentosas jugadoras de futbol lograron un campeonato del mundo (que se dice pronto). Y no estoy de acuerdo en absoluto. Ese logro, esa hazaña deportiva al alcance de pocas, muy pocas, hubiera quedado sepultado a los pocos días (una costumbre muy española y mucho española) por una leve lesión en los isquiotibiales (a saber dónde puñetas están los malditos isquios) de la flamante nueva estrella del Real Madrid, o la hipotética venta, una vez más de la cada vez menos luminosa estrella blaugrana Ansu Fati.

Lo verdaderamente importante de la conquista del campeonato del mundo, además de que el calvo Rubiales se echara la mano a los güevos en la tribuna mientras le enfocaba una cámara y le veían millones de espectadores (como Bardem en la peli de Bigas Luna), le diera un pico sin consentimiento a la hermosa Hermoso inmovilizándole la cabeza con ambas manos (casi como un mataleón invertido), estuviera a punto de darle una palmada en el culo a Infantino o a la Infanta, o paseara por el campo de futbol cargado como un saco al estilo troglodita a una de las seleccionadas… Lo verdaderamente importante es que el consciente colectivo hizo “clic”, Alexia dijo #Seacabó, Jenny dijo Here´s Jenny (con todo su resplandor) y la mayor parte de la sociedad, motu propio o dejándose llevar, se sumó a la iniciativa e incluso Fakejóo pareció sumarse aunque su “pero” seguido de una coletilla que no venía a cuento le restó toda credibilidad.

Es mucho más importante ese cambio de perspectiva, esa toma de conciencia por parte de la sociedad, de que hay que abrir las ventanas de asociaciones rancias, machistas, casposas y anquilosadas en el tiempo. Levantar alfombras, dejar que corra el aire y abrir los imbornales para que se escurran por los desagües de la irrelevancia este tipo de actitudes.

Luego vino el bochorno, la victimización, el darle la culpa a ellas, al momento, a la efusividad y si sabes leer entre líneas a una conspiración judeo masónica para apartarle del poder y... los palmeros. Muchos de los cuales, al verse retratados en las imágenes y señalados en los medios, han ido abandonando el barco que se hunde. Como de costumbre.

Hoy nuestra sociedad es colectivamente mejor y todos recordaremos el año en que conquistamos un campeonato del mundo y avanzamos años luz en temas de igualdad.

Decía el sieso de Schopenhauer la vida social es, por otra parte, una perpetua comedia. Por esta razón carece de atractivo para los inteligentes, haciendo, en cambio, la delicia de los imbéciles”. Imagino que no debían invitarle a muchas fiestas y estaba resentido. Que Rubiales vaya haciéndose a la idea.

Una de las cosas más interesantes del movimiento #Seacabó es que hemos sabido que de los alrededor de 25 grandes patrocinadores de la Federación Española de Fútbol apenas 5 se han manifestado en contra de las palabras del calvo Rubiales (ya están tardando en decirme cuáles son las 20 que faltan para dejar de consumir sus productos. Lo buscaré por internet). Otra es qué si bien los clubes se han manifestado en contra como colectivo, apenas un par de jugadores en activo en mostrado su apoyo explícito (cobardes, mimados y egoístas). Y la última es qué tratándose de una entidad que gestiona recursos públicos, las primas por ganar sean diferentes (escandalosamente diferentes) entre hombres y mujeres. Hoy puede que el mundo sea un poco mejor, pero queda todavía mucho partido por jugar.

No debemos olvidar que entre el Rubiales, que muy a pesar suyo ha mejorado el futuro de las españolas para siempre, y el gran y siempre añorado Pepe Rubianes haya solo una letra de diferencia y millones de años luz de distancia.

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