El gallinero: Y vendrán días mejores

Imagen de 'Els dies bons'.

Imagen de 'Els dies bons'. / Xisco Alario

Rafel Gallego

Rafel Gallego

Teatre Principal de Inca. Els dies bons es la libre trasposición de la novela autoreferencial de Aina Fullana, sobre familia y adicciones. Es un ensayo general con público (mucho) y de ahí que esto no vaya a ser una crítica al uso; de hecho, ni siquiera es una crítica… Tal vez un par de signos de admiración que comienzan por reconocer un buen casting: Caterina Alorda, Àlvar Triay, Lulú Cormican, Lluís Marquès y Neus Cortès. A partir de ahí, la dirección. Joan Fullana (que también ha adaptado el libro original, junto a la autora) juega, como siempre, un poco al límite, por suerte. Lo hizo sin red hace años en aquel Rinoceront de Ibsen o en una versión de La tres hermanas de Chéjov que a mí me dejó loco. Muchos no perdonaron ni una ni otra; ¿Cómo se atrevía un chaval de aquí a proponer esas moderneces? El chaval ya no lo es (ha dirigido más de 30 espectáculos) y en esta ocasión sostiene más el riesgo, tal vez consciente de que el material que tiene entre manos es ya de por sí inflamable, un infierno doméstico. Pero aún así se acerca al precipicio. Lo que pide a los actores en muchos momentos no es fácil, ni la metáfora que contiene algún mecanismo dramático, ni tampoco plantear las escenas casi a ritmo que marcan los efectos de las drogas que atraviesan la pieza. Lejos de ser un ejercicio de estilo, en Els dies bons de Fullana/Fullana todo fluye al servicio del drama, y resulta. He visto montajes en Madrid y Barcelona con tres veces más de presupuesto y la mitad de emoción. Porque de aquí sales tocado, con la sensación primigenia de que esperanza es escasa, pero con una segunda lectura que te lleva a pensar que, en realidad, has asistido a la representación de un mundo que acaba y otro que empieza y, por tanto, intuyes que después de ese naufragio solo pueden llegar días mejores. En todo caso, el artefacto tiene capas, varias, y plantea más preguntas que soluciones; una de las principales es si estamos condenados a repetir los errores. Me esfuerzo en ponerle alguna pega a la obra, y tal vez el personaje de la madre –quizá a la menos se perdona– merezca más construcción, más matices. Aunque tampoco estoy seguro de eso, entre otras razones porque la madre es Alorda, a quién le pones delante la lista de la compra y también te convence.

Haced el favor de ir a verla. Sufrid con los personajes y dejaros transformar, que el teatro (también) va de eso. El sábado y el domingo estará en el Principal de Palma.

Y para continuar con la reivindicación del marco escénico local, repasemos los premios de la asociación de teatros públicos (ATAPIB). Reis del món, la adaptación de Josep Maria Miró de la novela de Sebastià Alzamora, dirigida por José Martret y producida por el Principal ha sido escogida como el mejor espectáculo. Héctor Seoane sigue acumulando reconocimientos por la dramaturgia de Bad Moon; y Marilén Ribot es la mejor actriz por Cuirassa oberta. Pero subrayo la mejor dirección para Marga López y el mejor intérprete, Xavier Núñez, porque creo que ambos se merecen dirigir y actuar más.

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