La exposición 'Tapís', el clamor de la artista Mònica Fuster por la Mallorca rural

La reconocida artista mallorquina muestra su trabajo sobre el mundo agrícola y el tintado textil con materias naturales como el ‘tap de cortí’

Raquel Galán

Raquel Galán

En el poético audiovisual de la exposición Tapís, Mònica Fuster limpia y mueve con cañas telas blancas en el tradicional lavadero público de Randa, porta una capa de ristras de pimientos mientras camina por un campo del Pla y se cubre con ella «como si fuese un refugio» o escribe en la tierra la palabra tapís utilizando tap de cortí (pimentón dulce), como un cultivo de enormes letras.

Son tres de las diez acciones que muestra, uniendo y convirtiendo en arte procesos del ámbito agrícola y el tintado textil. La Casa de Cultura de Felanitx hace de altavoz, hasta el 11 de diciembre, al clamor de la reconocida artista mallorquina para preservar la Mallorca rural. «Rastrillar, desanudar, recoger, blanquear, enristrar, enjabonar, secar, tintar... van conjugando ambos sectores del mundo rural con un lenguaje íntimo y algunas veces con un carácter colectivo y documental», explica.

La película dura 25 minutos y la música es del israelí de origen árabe Yair Dalal y la mallorquina Júlia Colom, que interpreta temas inspirados en antiguas canciones del campo isleñas. La exposición alberga además 24 fotografías de Paula Pinya reflejando el proceso artístico de Fuster en las acciones agrícolas, ya que la muestra se inauguró en la reciente Fira del Tap de Cortí de Felanitx. La labor de investigación sobre el tintado con esta materia natural típica de la gastronomía se resume en las telas y el lienzo que se exhiben y que han sido teñidos en diversas intensidades del característico color naranja óxido del pimentón, el hilo conductor en las tres salas que componen Tapís.

'Tapís', la exposición de la Casa de Cultura de Felanitx

'Tapís', la exposición de la Casa de Cultura de Felanitx / Paula Pinya

Huellas de las acciones

También hay piezas que son «huellas de las acciones creadas», como la caña para transportar la capa de pimientos secándose, un manojo de hilos de algodón y lino de telas de llengos, un recipiente con tap de cortí y otros elementos, además del libro de artista de la exposición con documentación fotográfica y textos poéticos. La segunda parte, aún sin publicar, se titulará Interlínea y se inspira en los patrones de trama de las tradicionales telas de llengos. El poeta de Felanitx Arnau Pons también ha partido de la idea de trama para crear el texto íntimo Per a què serveix l’invisible?, que no deja indiferente al asistente y se puede leer en la sala expositiva Miquel Barceló, en la primera planta de la Casa de Cultura.

El «grito de atención para no olvidar lo que tenemos y cuidar lo local y la naturaleza», en palabras de Mònica Fuster, lleva muchos años gestándose en su interior, aunque no se siente pionera en esta defensa de las raíces, sino que «simplemente surge de manera innata e intuitiva». Del mismo modo ha visto una intersección entre el pimentón dulce típico mallorquín y la industria textil.

«Es la primera vez que se utiliza como pigmento aplicado a tejidos y se lo propuse a Teixits Vicens por mi interés por las telas de llengos. En una exposición titulada Óleo, en el Casal Solleric, mostré varias creaciones con tintes naturales, entre ellos cúrcuma, pulpa de uva y tintura de acebuche, pero hasta ahora no había experimentado con tap de cortí. Hemos abierto una ventana», dice quien anima a probar con más productos locales con propiedades tintóreas. «Los artistas somos investigadores, o así lo concibo yo, y al exponer nuestros proyectos hacemos un regalo a quienes quieran cogerlo y sacar lo que deseen».

Interés por lo mutable

Dos constantes en el trabajo de Fuster son la vinculación con la naturaleza y la atracción por lo mutable. «Me interesan las cosas en proceso de cambio, no las fijas y muy sólidas, por eso el tintado, la transformación que sufre una pieza textil, me llama la atención», destaca. La disciplina de la que proviene es la escultura, aunque se centra en «trabajar las propiedades mutables de la materia, como la relación con la luz, el sonido, el tacto, el olor. No me gusta dejarlo solo a la mirada, sino ser multisensorial», tal como detalla.

Este interés puede apreciarse en Tapís con «el ejemplo del sonido, porque además de la música de Júlia Colom y Yair Dalal, se puede oír el ruido de la fábrica textil o los pimientos de la capa chocándose» mientras ella se mueve en la filmación llevada a cabo por el cámara Pedro Llompart. Más colaboradores han sido la calígrafa Pau Alomar, la especialista en telas de llengos Lucía Garau, Especias Crespí, Teixits Vicens y otros en un proyecto que relaciona el mundo agrícola y el textil «unidos a través del arte y la naturaleza poética y espiritualmente».

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