La poesía se convierte en un hogar en el Festival de la Mediterrània

El recital dirigido por Biel Mesquida cumple 25 años con la presencia de la Premio Nacional Yolanda Castaño y nueve reconocidas voces

Biel Mesquida y los participantes en la Festa de la Poesia

Biel Mesquida y los participantes en la Festa de la Poesia / Manu Mielniezuk

Raquel Galán

Raquel Galán

Los libros, las voces, la música y el aire pueden ser el hogar de la poesía, aunque para llegar a ella «hay que hacerlo con el corazón, el cuerpo y el espíritu, que está en el cerebro», en palabras del poeta Biel Mesquida. Su hogar anoche fue el Teatre Principal de Palma, ya que el director del Festival de Poesia de la Mediterrània quiso convertirlo en el salón de casa, la cocina o el dormitorio para que el público se sintiese cómodo en el acto más importante de la XXV edición del evento, la Festa de la Poesia.

Seguramente las butacas de terciopelo rojo de la platea no se asemejaban en absoluto a los sofás de los asistentes, pero sí que notaron la cercanía hogareña del maestro de ceremonias. El anfitrión Mesquida les dio la bienvenida recitando versos de forma espontánea y acompañó a algunos de ellos al interior de la sala escénica. Una hora y media después, tras escuchar a nueve poetas y El cant dels ocells, de Pau Casals, los espectadores salieron convencidos de que los versos también se pueden convertir en un hogar.

Lo demostró con creces la Premio Nacional de Poesía de este año, Yolanda Castaño, por su libro Materia. De ahí es el poema A miña relación máis longa, con el que emocionó a muchos en Palma. Lo recitó en gallego, su lengua natal, y los dos primeros versos confiesan al oyente: ‘No es algo para contar en público, pero / tengo una relación con mi casa’.

La portuguesa Filipa Leal, acompañada por el acordeón. | M. MIELNIEZUK

La Premio Nacional de Poesía de este año por el libro 'Materia' / M. Mielniezuk

Dos Premios Nacionales

Durante el cuarto de siglo de vida del Festival de Poesia de la Mediterrània, han pasado por la isla los glosadores más grandes, y no solo del Mare Nostrum, como anoche, que tuvo en el escenario a dos Premios Nacionales de las tierras del norte, la galardonada hace un mes y Miren Agur Meabe, que lo recibió en 2021. Recitó en vasco Hirian Ibiltzeko Jarraibideak (Instrucciones para caminar por la ciudad) y la mayoría de oyentes disfrutó en ese momento de la sonoridad, aunque después pudo leer el poema en catalán gracias a la traducción del libro Poesia vida, una recopilación de versos de los participantes que fue obsequiada a los asistentes.

La diversidad de idiomas es una de las señas de identidad de la Festa de la Poesia y el francés casi nunca falta a la cita. Ayer lo trajo Mireille Gansel con dans le jardin du poète, un homenaje a Joan Alcover, además de otros versos que recitó bajo la atenta mirada de sus compañeras desde el escenario y del público en la platea. La sala se inundó con la musicalidad de la voz portuguesa de Filipa Leal, que dio Conselhos para a entrada nos quarenta. El primero es: ‘Si estás cerca de los 40 y vives solo, no te olvides nunca / de comprar pasta, atún en lata (ventresca, que es más / sofisticado), / tomate seco en bote italiano, cerveza y quesos variados’.

Castaño, Premio Nacional de Poesía por ‘Materia’. | M. MIELNIEZUK

Filipa Leal acompañada por el acordeón / M. Mielniezuk

La ibicenca Jèssica Ferrer dio inicio a la poética noche con los versos en catalán de Motocultor, Motoserra y Sanar, entre otros. Le siguió el tarraconense Joan Todó con varias estrofas de La vista als dits y un poema inédito, como la menorquina Llucia Palliser con Puppet Nudity y otros.

La leonesa afincada en Mallorca Ruth Miguel recitó varios poemas de su libro Guerra y el titulado Lección 3 (Comprobación práctica), que se halla en el poemario La muerte y los hermanos. Cerró la Festa de la Poesia Joan Tomàs Martínez y los protagonistas estuvieron en todo momento acompañados por el acordeón del músico y compositor Mauricio Villavecchia.

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