Oblicuidad

La domesticación de Juana Dolores

Su destino irremediable es el premio Planeta. | DIARIO DE MALLORCA

Su destino irremediable es el premio Planeta. | DIARIO DE MALLORCA / por Matías Vallés

Matías Vallés

Matías Vallés

La estanqueidad define a Mallorca, asimilar es el secreto de Cataluña. Por eso, quienes critican a la polifacética Juana Dolores desde el Principado están equivocados, y quienes la alaban son unos hipócritas. Ambas corrientes se afanan en la domesticación de la disidente o contrarian, que anida en la estirpe del irreductible Christopher Hitchens. Es apasionante seguir la tortuosa metabolización de la fiera, que siempre desemboca en el Premio Planeta.

En la obligatoria síntesis para quienes hayan pasado las últimas semanas hundidos junto al Titanic, se disecciona aquí a la poetisa entre otras cosas que pronunció en TV3 la sentencia de «al puto viejo (Xavier) Trias a ver si le cae un meteorito encima y deja de decir paridas». Me recordó a Pepe Rubianes. En efecto, una oleada de aire fresco que valió a su autora impugnaciones de edadismo, anticatalanismo y demás vicios capitales. El oasis se desmorona cada vez por circunstancias más insignificantes.

El espectador privilegiado de los exabruptos encadenados a la semana siguiente del 28M fue Xavier Graset, teórico entrevistador de la furia desatada. También le han disparado los tuits de ordenanza, de machista a anticatalanista, además de catalanista. He trabajado años con el presentador, un extraordinario director de orquesta y mucho más avisado que su imagen pública, además de impecable partenaire del show dadaísta de Juana Dolores. Es además un actor de mérito, que mejoraba a la escritora en potencial corrosivo durante sus intervenciones en Catalunya Ràdio, en castellano.

La implacable Cataluña oficial se embarcó en la extinción del incendio, empeñada en remendarle la honra al patricio Trias. Los cortesanos tuvieron que redoblar esfuerzos, cuando el candidato de Junts soltó su memorable «que os jodan a todos» en la constitución del segundo ayuntamiento español. Suerte que la frase no fue formulada por un concejal de Podemos, la poeta quedaba desbancada en lenguaje profano y en un ámbito más sacro si cabe que TV3.

Aunque le duela, Juana Dolores se inscribe en una tradición global de mujeres de lengua explosiva, permítanme destacar a la irresistible Desi Lydic del Daily Show. La interpretación en TV3 se mueve a la altura de la memorable encarnación de la Virgen del Rocío a cargo de Judit Martín, en el mismo canal. En cuanto pase el tiempo suficiente, serán confundidas. Con la diferencia no menor, y detectada de inmediato por Jordi Llovet o Àlex Volney, de que el mundo se detuvo en cuanto Juana Dolores asombró a Graset y paralizó a Cataluña con una fascinante lectura de su obra. El rupturismo arrabaliano de la escritora le obliga a odiar cualquier artículo escrito a su favor. De lo contrario, el texto estará equivocado. Y ella también.

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