José Antonio Rodríguez Bejarano falleció a los 41 años el 14 de febrero de 2013 a consecuencia de un paro cardíaco, y desde ese mismo instante su madre, Elvira, se armó de coraje para intentar demostrar que el fatal desenlace se podría haber evitado con una mejor atención médica en el Hospital de Inca. Meses de búsqueda de documentos, de abogados, de reclamaciones para hacer oír su voz, pero ahora ha llegado el momento de parar. Elvira asegura que no quiere indemnizaciones ni nada, y que ahora mismo tan solo le preocupa que a nadie más le ocurra lo que vivió su hijo: "Yo quería que dos médicos dieran la cara y me pidieran disculpas, pero no han querido. Ahora solo me queda hacerlo público, porque desde la conselleria me dicen que tengo derecho a cobrar 70.000 euros si hay negligencia pero yo no quiero nada, solo pido que no se repita lo que le pasó a mi hijo".

Su hijo, extoxicómano y en tratamiento psiquiátrico, acudió al centro hospitalario de Inca el día 1 de febrero -trece días antes del fallecimiento- con un cuadro médico que, según la familia, era de ansiedad, desorientación y angustia. Elvira afirma que en otras ocasiones estas circunstancias eran suficientes para que ingresase 20 días en el hospital de Salud Mental y allí, con vigilancia y cuidados, se estabilizaba y salía mucho mejor. Pero ese día, a pesar de las súplicas de José Antonio y de Elvira, el jefe de psiquiatría decidió no ingresarlo. "No le miró ni el pulso, no hizo ningún informe de urgencias ni de alta y le dijo a mi hijo: no vas a hacer nada contra tu vida porque la vida es bella, y le invitó a marcharse".

La madre no puede reprimir las lágrimas cuando recuerda aquella escena: "Le dije que para ellos una persona que haya tenido una adicción es basura y me contestó que efectivamente es así. Y no hay derecho, porque le cerraron todas las puertas a mi hijo en el momento que más ilusión tenía por volver a hacer cosas".

Elvira ahora reclama que "una persona, aunque tenga problemas de drogas y alcohol o parezca un indigente, debe ser tratada como un enfermo y no como basura". Reconoce que otros médicos del mismo centro se portaron estupendamente "pero hay dos profesionales que igual son muy buenos pero con mi hijo tuvieron un mal día, que son los doctores Recasens y Kujalain".

La madre solicitó una reunión con el director gerente del hospital, Rafael Marcote, que accedió a hablar con la familia hace unas semanas. Pero el encuentro decepcionó a Elvira: "Me dijo que lo había hablado con los médicos y que su actuación era correcta, y yo le contesté que lo único que quería era que estos dos médicos se disculparan en persona conmigo y que lo que habían hecho suponía una falta en su expediente".

El hospital niega mala praxis

El coordinador asistencial del Hospital Comarcal y médico psiquiatra que atendió a José Antonio, Carles Recasens, niega absolutamente que hubiera negligencia y asegura que "tras la reclamación hemos revisado nuestras actuaciones porque queremos ser autocríticos, pero hemos visto que tanto la asistencia como las recomendaciones que se hicieron al paciente y a la familia son las correctas y son similares a las que se dan a otros pacientes en casos similares".

El doctor asegura entender el dolor de la familia y considera lógico que crean que se podría haber evitado la muerte, pero reafirma que aquel día se tomó una decisión "por unanimidad de todo el equipo médico, que ya habían atendido en otras ocasiones al paciente y conocían su caso".

Recasens explica que en el tratamiento de José Antonio existía el riesgo de este fatal desenlace "pero nosotros ponemos los recursos a disposición del enfermo, y él decide si los quiere aceptar. José Antonio tenía una reacción ambivalente, a veces aceptaba el tratamiento y a veces no. El problema en su caso era de compromiso".

También niega las acusaciones de trato discriminatorio a los pacientes con antecedentes de consumo de tóxicos, asegurando que la mayoría de casos psiquiátricos tienen este perfil, y añade que la realidad es la contraria: "El grado de comprensión de los profesionales con estos pacientes es máximo y muchas veces se exceden en sus funciones para dar asistencia".