"Son Fornés ya está preparado para acoger un museo al aire libre; ahora solamente falta la señalización y la colocación de carteles y paneles informativos", apuntaban el arqueólogo Albert Forés, y los técnicos de restauración Margalida Munar y Bernat Burgayá, en la presentación ayer de los trabajos efectuados recientemente en el poblado talayótico de Montuïri. En este proyecto unitario en dos fases, 40 personas procedieron a la campaña de excavación durante el mes de agosto, y siete especialistas lo hicieron en las de restauración a lo largo de octubre.

"Puede afirmarse –dijo Forés–que se ha conseguido la consolidación y estabilización de la zona comprendida entre los ´talaiots´ número 1 y 2 que pertenece a los siglos III y finales del II, antes de nuestra era. La parte central de Son Fornés se encuentra a punto para ser visitada con gran comodidad. Representa 15% del total".

Una de las aportaciones de esta campaña 2011 ha sido la comprobación de la existencia de una canalización del agua potable en el exterior de poblado, que servía para el consumo de sus moradores y del ganado, además de los ya conocidos depósitos individuales. Otra novedad que ha sorprendido a los investigadores, ha sido la columna de tipo menorquín que se levanta en el nuevo y segundo santuario excavado. "La losa es más pequeña que las de Menorca. En nuestra isla solamente existe otra columna del mismo tipo en Son Real, aunque no puede ser visitada", manifestó Forés. Munar y Burgayá (en la restauración desde 2007) confesaron que "ha sido un lujo y una gran ventaja proceder a las tareas de restauración inmediatamente después de las excavaciones".