A diferencia de la madre, que presentó hasta cinco informes médicos que se decantaban por la intervención quirúrgica, el padre aportó un dictamen de un especialista que consideraba que, por el momento, no era necesaria la intervención en las amígdalas. Acompañó a este informe varios documentos que encontró por internet que detallaban remedios caseros y naturales para paliar los problemas de sueño en los infantes.

La sentencia señalaba también que el padre, en definitiva, sostenía que existían otras opciones antes de llegar a la cirugía, como podían ser los aerosoles, y sostenía que a los 7 u 8 años las amígdalas severas empiezan a encogerse. El tribunal no le ha dado la razón.