El acusado de matar de una patada en la cabeza a un turista norirlandés de 30 años en un pub de Magaluf en 2018 ha vuelto a negar este jueves su implicación en la última sesión del juicio. «Juro por mi hijo que soy inocente. No hay ninguna prueba contra mí. Yo no di una patada [a la víctima], jamás haría una cosa así. Enviarme a prisión no ofrece justicia, es hacer otra injusticia», declaró al hacer uso de su derecho a la última palabra en un largo parlamento ante el jurado popular. Acusaciones y defensas mantuvieron sus posturas en sus informes finales. La fiscal, que reclama una condena de 12 años de cárcel por homicidio, se aferró al altercado que acusado y víctima tuvieron justo antes de la agresión y a las reacciones posteriores del procesado. El abogado del sospechoso aseguró que no hay pruebas contra él y calificó de «cábalas, conjeturas e interpretaciones» la tesis de la fiscalía. El tribunal popular comenzará a deliberar el próximo lunes. 

La fiscal pidió a los miembros del jurado que «unan las piezas del puzzle» para condenar al procesado. Según expuso, los vídeos de las cámaras de seguridad del pub muestran cómo el acusado va tras la víctima porque esta había agredido a su pareja y le empuja. Entonces, el turista «cae de espaldas y cuando está en el suelo, se intuye que [el procesado] le da una patada». La fiscal destacó que tras la agresión el sospechoso «se cambió dos veces de gorra y se puso una chaqueta para que no lo identificaran» y que su actitud fue «de esconderse». En su alegato, defendió la investigación de la Guardia Civil y desacreditó la prueba pericial de la defensa que apunta a un desconocido como autor de la agresión mortal. También reclamó una condena para el encargado del pub, juzgado por encubrir la autoría de la agresión.

El abogado defensor, Francisco Jesús Terrassa, señaló que la fiscalía «busca a la desesperada una condena sin pruebas». Consideró que la acusación se basa en «cábalas, conjeturas e interpretaciones» y señaló que el único testigo de la patada dijo en el juicio que el agresor fue otra persona y «nunca» señaló al procesado. «Nadie le atribuye la patada», proclamó. Los vídeos, abundó, solo muestran cómo el sospechoso empujó a la víctima porque había «agredido a su pareja y amenazado a una camarera». Respecto a las imágenes, denunció que hay cortes intencionados y recordó que la víctima estuvo más de dos horas sola en la calle antes de ser trasladada al hospital donde falleció. «No sabemos que pasó durante ese tiempo», consideró.

El acusado, británico de 36 años, convirtió su derecho a la última palabra en un largo alegato de más de 20 minutos para proclamar de nuevo su inocencia, leyendo entre lágrimas y sollozos varios folios manuscritos que llevaba preparados. «La fiscalía ha fabricado una versión falsa de mí. No hay ninguna prueba contra mí. Juro por la vida de mi hijo que soy inocente. No le di una patada, jamás haría una cosa así», aseguró. El hombre insistió en que fue tras la víctima y le dio un manotazo para evitar que volviera a agredir a su pareja. «No quería hacerle daño», sentenció. «Enviarme en prisión no ofrece justicia a la víctima, es hacer otra injusticia», concluyó.