Fútbol. Copa del Rey

De Abu Dhabi a Sevilla: Más de 6.000 kilómetros para animar al RCD Mallorca

Adrián Negre es un ingeniero mallorquín que reside en Abu Dhabi y que viajará a Sevilla para estar en la final de la Copa del Rey

Adrián Negre posa con los colores del Mallorca ante el hotel W de Abu Dhabi.

Adrián Negre posa con los colores del Mallorca ante el hotel W de Abu Dhabi. / M.CH.

Miguel Chacártegui

Miguel Chacártegui

No hay distancia imaginable ni maratonianas jornadas de vuelo que separen a un mallorquinista de cuna de querer estar en la final de la Copa del Rey en La Cartuja para animar a su RCD Mallorca. Es el caso de Adrián Negre, mallorquín de 33 años afincado en Abu Dhabi, que será uno de los casi 21.000 bermellones en las gradas del estadio sevillano que alentarán a los suyos ante el Athletic Club. «Mi mujer me apoya, no es tan mallorquinista como yo, pero simpatiza por mí. El día de nuestra boda saqué la bandera del Mallorca, así que ya sabía con quién se casó», apunta. 

Ingeniero aeronáutico de profesión, reside en la capital de Emiratos Árabes Unidos desde hace cuatro años trabajando en un proyecto, aunque ya sabe desde hace tiempo lo que es seguir al Mallorca a distancia. «Con los 7 años que pasé en Inglaterra –fue a un amistoso contra el Millwall en Londres– y los 4 años aquí tengo una buena experiencia en disfrutar de los éxitos del equipo desde lejos», relata. 

La diferencia horaria (tres horas más con el horario de invierno en España, dos con el de verano) le impide en ocasiones poder disfrutar todo lo que querría del Mallorca. «La logística es complicada. Entre la casa y mi hijo pequeño a veces es complicado seguir los partidos que se juegan muy tarde. El día de la vuelta contra la Real Sociedad no me podía dormir de los nervios, me pasa a veces. Pero me levanté a mirar el móvil cuando acabó, sobre las 03:30 de la mañana», recuerda. 

La odisea de viajar a Sevilla

Fue en ese mismo momento cuando se convenció de que no podría faltar a la cita en la Cartuja: «Pensé que hacía 21 años que no vamos a una final. Mi hermano, mi hermana y mis padres son socios. Aún quedaba un mes y dije que tenía que ser posible ir sin saber nada de las entradas». A la mañana siguiente, ya miró vuelos y alojamientos, una «paliza» de viaje, pero «cualquier cosa por ver al Mallorca». «Los vuelos son caros, pero me sorprendió el precio de los alojamientos. Voy el jueves 4 de abril, saliendo a las 2 de la mañana desde Abu Dhabi hasta Barcelona, que son unas siete horas y media de vuelo. Y desde allí, vuelo a Sevilla. Para la vuelta es lo mismo, también volveré de noche», calcula Adrián. 

El templo del Mallorca en su casa de Abu Dhabi.

El templo del Mallorca en su casa de Abu Dhabi. / M.CH.

En total, unas trece horas de ida y de vuelta para acudir a La Cartuja: «Aprovecharé para ver a mis hermanos y mis padres». Un trayecto largo, pero que le recuerda a la final de Elche, en la que fue de los que fueron en barco desde Palma, también con una duración total similar. 

Una vez conseguidos los vuelos y el alojamiento, tocaba la parte más difícil: hacerse con una entrada. Adrián, socio durante veinte años, dejó de serlo hace pocos por el tema de la distancia. «Gracias a Lluc Alemany, una amiga de la Penya Mallorquinista de Madrid –estudió allí la carrera–, que me cedió el carnet de su marido y de su hija para que también pudiese ir mi madre. Es lo bonito del fútbol, que cuando llegan estas ocasiones los aficionados se ayudan entre ellos. Parece que todo se alinea para que el día del partido ya hayamos ganado en cuanto a afición», asegura. 

Ver al Mallorca en Abu Dhabi

«La mayoría de veces puedo ver el Mallorca. Si alguien puede cuidar al peque y me cuadra por horario es cuando más disfruto de verlo. Solo pido que me dejen en paz durante las dos horas del partido», bromea. «El fútbol aquí, si no es Barça o Madrid, cuesta bastante verlo. Los canales de TV son muy caros. Muchas veces me tengo que conformar con el resumen», lamenta. 

Como muchos de su generación, tiene como primer gran recuerdo (y triste) la final de la Copa del Rey en Mestalla en 1998. «Mi padre, que también es del Mallorca, fue y nosotros nos quedamos en casa. Vi el partido por la tele y me acuerdo de las lágrimas al final. Me dio tanta pena el penalti de Stankovic que lo recuerdo como si fuese ayer», comenta.

Convencido de que es posible derrotar al Athletic en la final, espera poder seguir animando al Mallorca en la Supercopa de España el año que viene en Riad (Arabia Saudí). «Me coge a una hora en avión y en principio estaré aquí hasta 2025, así que si puedo sí que iré». Por el momento, le espera la Cartuja junto a su familia.