Opinión

Una derrota que duele

Abdón Prats se lamenta tras rematar al larguero

Abdón Prats se lamenta tras rematar al larguero / Giullem Bosch

Hay derrotas que duelen. La que nos infligió el Betis es una de estas. Los verdiblancos se llevaron tres puntos de Son Moix haciendo muy poco. Apenas dos tiros a puerta, en 90 minutos, les bastaron para ganar inmerecidamente, si es que alguna vez se tienen en cuenta los merecimientos a la hora de decidir un partido. En puridad, tampoco el Mallorca mereció la victoria. Lo lógico, entre los dos equipos que más han empatado en esta liga hubiera sido otra igualada, pero ya se sabe que en este deporte lo que cuentan son los balones que acaban en las mallas. Altimira consiguió que una acabará en las de Rajkovic, mientras que Larin y compañía apenas pusieron en apuros a Rui Silva, más allá del remate de Abdón que acabó estrellándose en el larguero.

Hubiera sido bonito que el efecto Girona, con ese Mallorca incisivo, vertical y ambicioso, con dos delanteros natos, se hubiera prolongado más allá de los primeros 20 minutos. El duelo del partido era el Isco-Darder y quien salió ganador fue el exmadridista, que supo enfríar el juego cuando su equipo lo necesitó. El de Artà apareció demasiado tarde y los recambios de Aguirre, defensa de cuatro incluida, no sirvieron para revertir el marcador, con un Muriqi a años luz de la forma que le hacía una pesadilla para las defensas contrarias.

La semana será recordada por el pase a semifinales en la Copa, pero donde el Mallorca se juega su ser o no ser es en la Liga. Nos espera un domingo con el ojo puesto en lo que hagan el Cádiz, Granada, Sevilla y Celta. Según lo que ocurra esta derrota será más o menos dolorosa.

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