Fútbol

Javi Llabrés marca un gol por Son Bibiloni

«Es un sueño hecho realidad», confiesa el canterano de Binissalem tras salvar en el descuento al Mallorca, al que llegó con diez años

Javi Llabrés se toca el escudo del Mallorca antes de besarlo mirando a la grada tras el gol.

Javi Llabrés se toca el escudo del Mallorca antes de besarlo mirando a la grada tras el gol. / LaLiga

Sebastià Adrover

Sebastià Adrover

Javi Llabrés (Binissalem, 2002) jamás olvidará el 20 de enero de 2024. Es el día que estuvo esperando toda su vida y que quedará para siempre en su retina. Llegó siendo un niño a Son Bibiloni, con apenas diez años, y ahora ya podrá presumir que marcó un gol en Primera División con el equipo de su corazón que evitó la derrota ante el Villarreal (1-1)

Apareció justo cuando más le necesitaba el Mallorca, cuando ya solo quedaba tiempo para ir a la desesperada, para sumar un punto que sabe a victoria. «Es una alegría inmensa, es un sueño hecho realidad», destacó muy feliz nada más terminar el encuentro. No era para menos. Se había ganado ser el protagonista de un encuentro que no pasará a la historia, pero que sirve para alimentar la autoestima de cara a la eliminatoria de cuartos de final de la Copa del Rey ante el Girona de este miércoles. Llabrés debutó en la máxima categoría hace dos temporadas, con Luis García Plaza en el banquillo, y dejó buenas sensaciones, pero el curso anterior tuvo que emigrar al Mirandés para disponer de minutos. 

No obstante, en la presente Javier Aguirre decidió quedárselo tras su buena pretemporada. Llabrés era consciente de que iba a tener complicado jugar, pero priorizaba quedarse en Son Moix para que sucedieron momentos como el de ayer. Su paciencia y perseverancia tuvieron premio y llenaron de felicidad a los chavales de la ciudad deportiva, que le tienen como un modelo en el que inspirarse.

Entró al césped de La Cerámica solo tres minutos antes de anotar. No había tiempo para casi nada, pero el de es Raiguer sacó petróleo gracias a su instinto. Ya era el descuento, las ideas no fluían, pero Morlanes, sin la oposición de ningún rival, se sacó de la chistera un gran centro al corazón del área. Muriqi dio un paso hacia un lado, Abdón se quedó quieto en el otro para fijar a sus marcadores, y el mallorquín atacó al espacio, se adelantó a Bailly y metió la bota con toda su alma para batir a Jorgensen. «No sé cómo explicarlo», dijo humilde.

Besó el escudo

El de Binissalem, que había marcado dos goles ante el Valle de Egüés en la Copa del Rey, lo celebró a lo grande besando el escudo que tanto ama. «Lo primero que he hecho ha sido dirigirme hacia nuestros aficionados que había en el campo gritando como un loco, estoy muy contento y orgulloso, esto te ayuda a tener confianza», reconoció. Se había quitado un peso de encima después de una clara ocasión que falló en Almería y que le perseguía en su memoria. Ahora eso ya ha quedado atrás. «Espero que ahora lleguen muchos goles más», apuntó con ilusión. El futuro es suyo.

Suscríbete para seguir leyendo