Miquel Soler, "que no sé si será el primer o segundo entrenador" pero sí obedece ha seguido al pie de la letra la orden de no convocar a Nsue y Alfaro que no sólo tienen una ficha muy alta para Segunda División, sino que impiden la entrada de nuevos fichajes debido a las limitaciones económicas y presupuestarias impuestas por la LFP. Mientras las funciones de Alfonso Pérez Muñoz, además de ayudar a Gálvez en el juvenil, "aún no sé cuáles van a ser" y Olaizola, entrenador del Mallorca B, aún no ha cobrado el montante de sus impagables servicios del tramo final de la pasada temporada, tampoco se sabe quién ni por qué sólo ha conseguido cerrar dos amistosos de pretemporada. Siempre nos quedará el Ciudad de Palma, con el Atlético Baleares, o el Torneo del Melón y el de Agricultura. No hay motivo de preocupación. Bajaron o subieron, nunca se sabe de dónde vienen, los demonios cuando Víctor se marchó al Levante sin que el Mallorca viera un céntimo. En la "nueva era" se han ido Ximo, por obra y gracia del presidente, Hemed, que terminaba contrato igual que Charlie Took, pero también Javi Marquez, por el que cualquier secretaría técnica posiblemente hubiera llegado a obtener al menos doscientos o trescientos mil euros, sin contar la salida de los mencionados Nsue y Alfaro que al no ser convocados para el partido de hoy seguro que revalorizarán su cotización.

El hecho de que Gabriel Cerdá abandonara la Asamblea de la Federación Española de Fútbol al menos una hora antes del sorteo del calendario de Segunda División, obliga a preguntarnos para qué fue a Madrid o qué otro asunto debía tratar en Las Rozas. Una evidencia más de su "muy, muy, muy mallorquinismo", contrastado por volar, al menos, en la compañía aérea que patrocina al equipo, asiento 21, aunque cambió por uno más adelantado en el avión que compartía con otro presidente José Ramón Bauzá y su séquito, además de un agente Fifa, Pepe Sierra, que ha sustituido al intermediario Paco Durán como adalid del paquistaní no sé qué Sheik.