Lletra menuda

Muleta, la cara volubilidad urbanística

Llorenç Riera

Llorenç Riera

El Govern Antich echó al traste en 2008 los proyectos urbanizadores de Birdie Son Vida en Muleta y ahora su heredero al frente de la Administración Autonómica debe aliviar con 96 millones de euros al cabeza visible de la sociedad, un Matthias Kühn entonces boyante y hoy venido a menos. Es así porque el Tribunal Supremo reconoce imposible la reincorporación de Muleta como suelo urbano al Plan General de Sóller.

A simple vista, este es alto precio que tiene la protección del territorio más sensible, y en lo paisajístico más valorado, en Mallorca pero, contemplado con un mínimo de sosiego, resulta patente que es el resultado de una mala administración, tanto económica como normativa. Es la desprogramación constante del presupuesto contable y legal. Una vez más se desemboca en un estado irreversible de lesión a las arcas públicas debido a la nula voluntad de los responsables políticos para establecer unas bases de consenso elementales cuando llegan a las instituciones.

A la alta indemnización pecuniaria por la desclasificación de los 33 chalés de lujo candidatos a disfrutar de Muleta, se llega después de toda una maraña de procesos judiciales, acuerdos volubles y reconsideraciones imposibles iniciados en 2010 y que han ido generando unos intereses que hoy, sumados al montante de las indemnizaciones peritadas, alcanzan la apreciable cifra de 96 millones a abonar a Matthias Kühn en el plazo máximo de dos meses. El Govern callará o, a lo sumo, remitirá responsabilidades a los Ejecutivos predecesores sin querer comprometer estabilidades de proyección futura para la estabilidad de la planificación urbanística proteccionista. Paga el ciudadano sumergido en un mar de inestabilidades normativas.

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