Lletra menuda: Nuevas expectativas de mejora

Llorenç Riera

Llorenç Riera

La reivindicación de una mayor capacidad de respuesta a la demanda real es una constante por parte de los usuarios del tren. El Govern, se apellide Armengol o Prohens, también ha convertido en promesa periódica su compromiso de incrementar seguridad, horarios, frecuencias y, a más largo plazo, itinerarios. Sin embargo, a la hora de la verdad, las expectativas nunca llegan a cumplirse. Lo hacen, a lo sumo, de forma parcial. Con diez millones de pasajeros al año a bordo y medios insuficientes, el milagro es inviable.

La llegada de nuevos trenes más modernos vuelve ahora a actualizar las expectativas de avance en una isla en la que el incremento demográfico, ayudado por la baja gestión en materia ferroviaria, acostumbran a dejar al transporte público en el vagón de cola de la movilidad.

El gerente de SFM admite que las plantillas de maquinistas siguen siendo precarias y que no se estabilizarán en dos días. La consellera Vidal pone énfasis en el incremento de frecuencias en horarios de ocio nocturno y eventos especiales. Pero hay más días laborales que festivos y el tren, entre Inca y Palma, casi siempre va a rebosar, sin que la mayor capacidad de los nuevos convoyes, la modernidad técnica y la información en tiempo real se vislumbren como suficientes para equilibrar un servicio ferroviario en el que las averías todavía no son una excepción.

Aparte de los acontecimientos llamativos como el vistoso traslado de vagones de estreno desde el puerto de Palma hasta Son Rutlan, el tren debe dejar de ser noticia extraordinaria a base de coordinación y trabajo puntual del día a día mirando siempre a la necesidad del pasajero y con medios suficientes, claro. Este es el mejor atractivo que puede presentar.

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