Lletra menuda: El aval de la legalidad prevista

Una imagen del 'safareig' de la 'possessió.

Una imagen del 'safareig' de la 'possessió. / D. M.

Llorenç Riera

Llorenç Riera

El proceso parece irreversible y, a medida que se va desplegando, acredita que cuenta con suficientes padrinos, donde haga falta, para lograr sus intenciones. De este modo, una parte significativa de las grandes casales de las possessions de Mallorca se transforman en hoteles rurales, preferentemente de lujo y con un amplio margen de maniobra, a aplicar a conveniencia, entre explotación agrícola y turística. Es más, en algunos casos, lo uno neutraliza lo otro.

La transformación de Canet, que hoy nos ocupa, es un exponente más de un modo de obrar que parece demostrar que casi todo está permitido bajo el aval, por lo menos teórico, de las buenas intenciones y la promesa de legalidad futura. El casal neoclásico de Canet da un paso importante en su transformación hotelera, iniciada por lo menos en 2017 y con cambio de propiedad de por medio. Poco importa si dispone de una piscina en zona ANEI y una pista de tenis fuera de ordenación o si el ayuntamiento de Esporles, preocupado por un eventual exceso de volumen, ha emitido informes desfavorables. La comisión insular de Medio Ambiente se fía de las buenas intenciones de la promotora de Canet y dicta una declaración favorable porque, atiendan, «previsiblemente no se producirán impactos ambientales adversos significativos». El proyecto, del que destacan unos términos perfectamente homologables como folleto de promoción del futuro hotel, ha vencido a la consistencia técnica y a la comprobación de legalidad establecida. Vamos, un hotel Formentor en pequeño, pero esta vez por lo menos no se modificará la fisonomía de un edificio singular catalogado. El turismo y la ventaja de los grandes inversores vuelven a imponerse a la agricultura precisamente estrangulada por situaciones como ésta.

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