Lletra menuda

Tan invasivo como práctico

Llorenç Riera

Llorenç Riera

Siempre, en cualquier lugar, puede aparecerte un patinete que intercepte o altere tu ruta. Transeúntes a pie y conductores del resto de vehículos de tracción mecánica o humana se han visto forzados a familiarizarse, demasiadas veces con sobresalto, con la moda y proliferación de un tipo de movilidad, ahora motorizada y modernizada, que hasta hace no tanto era solo un tradicional juguete infantil de equilibrio y manejo habilidoso basado en el impulso físico

Como nadie había previsto el nuevo fenómeno, salvo los fabricantes y comerciantes de patinetes para adultos, ha surgido otro problema de tránsito, con riesgo de peligro cotidiano, en las calles y plazas de todo pueblo y ciudad que se precie de estar al día. Nadie se había preocupado de domesticar a los patinetes hasta ahora, cuando su proliferación y demasiados accidentes obligan a ello.

Estas plataformas de dos ruedas y manillar ya no pueden entrar en el tren, visto el riesgo de explosión de sus motores y los ayuntamientos empiezan a aplicarse en la regulación de su uso. Inca es uno de los municipios que se ha puesto manos a la obra en este sentido.

Es evidente que un patinete facilita la movilidad y hace ganar tiempo a sus usuarios pero no debe poner en riesgo la seguridad de su conductor ni la de los demás como elemento invasivo de circulación libre en parques, aceras, plazas, calles y carreteras. También invita a otros vehículos de mayor ocupación a quedarse estacionados. Con todo ello y con tanto descontrol, la regulación se ha hecho imprescindible. Palma es una historia particular en este sentido, pero poblaciones de la medida de Inca necesitan un tratamiento específico porque el patinete de presencia creciente puede deparar irrupciones más sorpresivas en la vía pública.

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