Sóller descarta asumir la apertura de la Torre Picada por falta de personal

El Ayuntamiento renegocia el convenio de gestión con el Consell, que compró la atalaya en 2022

Una imagen de la Torre Picada de Sóller.

Una imagen de la Torre Picada de Sóller. / J.Mora

El ayuntamiento de Sóller está renegociando con el Consell de Mallorca el convenio entre ambas instituciones para la gestión de la Torre Picada, la atalaya que a finales de 2022 fue adquirida por la institución insular, porque entre las propuestas figura que el municipio asuma la apertura y el control de la instalación.

Según explicó el concejal de Patrimonio, Juan Antonio Lorente, la propuesta de convenio estipula que el Ayuntamiento debe hacerse cargo de la apertura de la torre para las visitas, «algo que obliga a dotarla de un personal para que realice esta labor que actualmente no tenemos». Por eso, el edil explicó que está negociando las cláusulas previstas en el borrador del convenio para evitar que el Ayuntamiento tenga asumir los costes de personal que conllevaría tener la torre abierta. El edil discrepa igualmente que Sóller tenga que hacerse cargo del mantenimiento y limpieza de la torre, al entender que eso debería recaer sobre el Consell de Mallorca al ser su propietario.

Para Lorente, el Ayuntamiento «no tiene ni brigada, ni presupuesto ni personal para asumir lo previsto por el Consell», por lo que «estamos negociando un convenio que sea viable para el Ayuntamiento». 

La Torre Picada es una atalaya situada sobre los acantilados de Ses Puntes que data del siglo XVII. De sección circular, tiene una altura de doce metros y una superficie de 150 metros cuadrados que se construyó como torre de defensa frente a las incursiones turcas que se produjeron en la costa a finales de la Edad Media. Por eso tiene un gran valor patrimonial y sentimental en Sóller. Su compra costó a las arcas públicas del Consell 1,3 millones de euros.

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