Sóller: La odisea de llegar a casa en silla de ruedas

Margalida Serrano debe sortear cada día los numerosos vehículos mal aparcados y los que circulan en la carretera del desvío de Sóller

Sóller: La odisea de llegar a casa en silla de ruedas

J.Mora

Margalida Serrano Ribot es una mujer de 31 años de edad. En 2014 una caída la dejó sin movilidad en su pierna derecha y desde entonces utiliza una silla de ruedas en sus desplazamientos en Sóller para coger el bus que la lleva a su trabajo, en una oficina de la Agència Tributària de les Illes Balears de Palma.

Pero lo que a simple vista sería recorrer un tramo de apenas un kilómetro entre su casa de Son Angelats y la parada de bus de la calle Cetre, se convierte en una odisea que entraña un alto grado de peligro hasta el punto que a diario ha de poner en juego su propia vida en un mar de vehículos circulando y otros tantos mal estacionados en la carretera del desvío de Sóller. Su familia, consciente del peligro que supone ir y venir de la parada del bus, ha decidido hacerlo público a través de redes sociales con la intención de que las autoridades se pongan manos a la obra para dar con una solución que a día de hoy todavía no ha llegado.

Un vídeo sirve para exponer la situación que supone transitar en silla de ruedas a las seis de la mañana por una carretera completamente a oscuras y a las tres de la tarde, cuando la vorágine de coches circulando es acuciante. Margalida utiliza una silla de ruedas eléctrica que le fue prescrita por su médico especialista del Hospital Sant Joan de Déu y que le fue subvencionada por el Ib-Salut, algo que, como explica su madre Antònia, «nos facilitó mucho los desplazamientos» y el proceso de normalización de Margalida. 

Pero, como explica, el paso por el desvío supone un riesgo muy alto. Margalida coge a diario el carril bici que bordea la carretera. Lo que debería ser un recorrido con cierto grado de seguridad, se convierte casi un trayecto a vida o muerte. Lo que pasa es que el carril bici se ha convertido a la práctica en una zona de aparcamiento donde a diario decenas de vehículos permanecen aparcados irregularmente, algo que imposibilita el uso del citado carril a las bicicletas y, como el caso que nos ocupa, a la silla de ruedas que pilota Margalida. 

Para poder llegar al bus o hacer el recorrido a la inversa para acercarse a casa, esta joven debe transitar por el borde de la calzada debido a que los coches aparcados ocupan el carril bici. Por si no fuera poco el tener que esquivar los coches, tiene que sortear los elementos de goma que hay instalados en el suelo para delimitar el carril para bicicletas y los coches mal aparcados que ocupan la ciclovía. «En la práctica se ha convertido en aparcamiento, pero no deja de ser un carril bici con las marcas ya borradas», se lamenta Antònia, quien reivindica una «solución» a la problemática de los coches en la carretera de circunvalación de Sóller «porque a diario tenemos que sortear los coches aparcados y los que circulan para ir y venir de casa». «Es un peligro» al que tienen que arriesgarse a diario, añade la madre de esta chica. Asegura además que su frustración es tal que «decidimos compartirlo en redes sociales», algo que «nos ha sorprendido por el fuerte apoyo que hemos recibido de la gente» e incluso de las autoridades locales. Muchas personas han compartido centenares de veces un vídeo que muestra cómo es su recorrido diario por la carretera del desvío. 

Margalida es una mujer muy activa. En su tiempo libre toca el piano y también hace sus pinitos en el teatro. De hecho estudió Arte Dramático. La silla de ruedas no le ha sido ningún impedimento para desarrollar sus habilidades con las aficiones que más le gustan. Tampoco le ha sido ninguna traba a la hora de ejercer su profesión para ser completamente autónoma pese a su movilidad reducida, esforzándose cada mañana en desplazarse para ir a trabajar y regresar a casa tras finalizar su jornada laboral como cualquier otra persona. 

Tanto Margalida como su familia no piden más que poder hacer el recorrido con unas mínimas garantías de seguridad. «No es ningún capricho», asegura la madre de la chica, quien añade que «ojalá se le dé una solución que estoy convencida redundará en el bien de todos». Porque, como añade, «en esta situación están otras personas que quieren circular en bicicleta, gente que camina e incluso madres que empujan su cochecito con el bebé». El vídeo «es un ejemplo de lo que está pasando» y de la «impotencia que sentimos», algo que lógicamente «nos preocupa mucho». Pero en cambio lamenta que los esfuerzos que hace su hija para tener una vida completamente normal con el apoyo de la familia y Asprom se vean truncados por coches aparcados y otros circulando «que hacen peligroso y casi imposible poder ir y venir de casa» por la única ruta que tiene disponible.