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Así se ha vivido la 'Nit de les Ànimes' en la part forana: una velada de miedo a la mallorquina

La ‘Nit de les ànimes’, con sus ‘bubotes’, ‘mopis’ o ‘bruixes Joanes’, se consolida en muchos pueblos como una alternativa de raíces locales a la celebración de ‘Halloween’, con igual éxito de concurrencia y animación

B.Gomila/J.Pons/J.Canut

Sin el arrollador márketing de Halloween, sin la ceremonia del ‘truco o trato’, sin los fantasmas y calaveras, la Nit de les Ànimes -celebrada en Mallorca por un gran número de pueblos- ofrece una alternativa de raíces locales a la noche del miedo más globalizada.

Lo volvió a demostrar ayer tarde-noche buena parte de la part forana, donde bubotes, mopis o bruixes Joanes se erigieron en los protagonistas de una velada con predominio sobre todo del público infantil. Na Llarga Potó, la Beata Aucellera y na Joaneta ‘asustaron’ a más de uno en Sant Joan, donde hubo una fiesta de disfraces que incluyó cuentacuentos, música y un desfile de disfraces.

En Felanitx, el escenario elegido para la Nit de les Ànimes fue el parque municipal de sa Torre, donde se organizaron talleres para confeccionar los tradicionales rosaris y farolilos.

La historia de na Cotona

Montuïri disfrutó de una Nit de les Ànimes en la plaza Major, que asistió al retorno de Na Cotona y su séquito de brujas más estrafalarias que temibles. Na Cotona es el sobrenombre que recibió Francisca Castellà, nacida alrededor de 1900 en Montuïri, y que vivía en las que antes de ella se llamaban las Cuevas de Son Pocovi y que después recibieron el nombre de les Coves de Na Cotona, nombre que todavía se conserva.

Na Cotona era una mujer muy pobre, tenia fama de gran bondad e iba por las casas de la población para pedir limosna y comida para sobrevivir en los tiempos más duros de la posguerra. Cuando se dirigía al pueblo, pasaba frente a la escuela pública por lo que es la carretera a Sant Joan. Los niños de aquella época, si la veían, se llamaban unos a otros para verla asomados desde la alta pared contigua a la carretera. Para ellos, esta pobre mujer se convirtió en una inteligente bruja que hacía salir las almas del pozo cada 31 de octubre para que encontraran su camino y que le daba miedo por su triste aspecto”

Según el historiador local Gabriel Mayol, “Na Cotona se trata de una resignificación o invención de un personaje que pretende ser popular y respetuoso con la mujer de carne y huesos que en realidad existió., Es una manera de perpetuar el recuerdo de aquellos grupos que suelen perder el nombre y que apenas aparecen en la historia”.

Pasajes del terror

Los pasajes del terror se erigieron en uno de los principales atractivos de la tarde en varios pueblos, como en Esporles, donde Madò Tronca y su terrorífica colla Madò Garrot y Madò Branca recorrieron las calles de la localidad intentando invocar espíritus festivos. Igualmente, Inca celebró varias actividades infantiles para celebrar la Nit de les Ànimes, una velada amenizada por música y ambientada con un photocall. seo por las calles del municipio.

En Campanet, Caterina Valriu narró la leyenda de la Rosa, ante un centenar de asistentes, acompañada a la guitarra por Marion Deprez.

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