Variante de Sant Llorenç: el entretenimiento de la larga espera

Quizás Recursos Hídricos del Govern debe interpelarse con seriedad sobre el desempeño de su función en relación al terreno que pisan los afectados por sus decisiones, eso aparte del tiempo que invierte en adoptarlas. Si no logra situar Can Morató de Pollença en su ubicación precisa y necesita cuatro años penosos para discernir si conviene desviar o ampliar los canales de evacuación del torrente de ses Planes, en Sant Llorenç, podemos estar ante un claro síntomas de pérdida de agua por parte del órgano administrativo.

Sin embargo, lo de ayer en Sant Llorenç no afecta solo a Recursos Hídricos. Fue particularmente decepcionante y hasta ofensivo para una población que ha sufrido en exceso y permanece como pocas a la intemperie del cambio climático desbocado. Buscar caudal político en un supuesto desbloqueo del proyecto de ampliación del mayor punto crítico del torrente es una novatada de gestor ambicioso que la ciudadanía agotada por la espera no puede asumir. Por tanto, la atracaremos en el varadero del puro entretenimiento con el grado de receso en la eterna espera que alienta la burocracia y la constante rivalidad entre instituciones y siglas partidistas.

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Da igual si son unos u otros. La alternancia es fruto de la democracia. Aquí lo que de verdad importa es que, cinco años después de la tragedia, no se ha movido todavía una piedra de la principal obra de la adecuación de un torrente que, no lo olvidemos, es mortal. Tampoco se sabe cuándo ocurrirá el extraño fenómeno. Los técnicos deben validar el proyecto, el Consell aprobarlo, seguirán las expropiaciones, la exposición pública y la licitación. Con tal carga en la espalda ya se autocomplacen. Es otro tipo de desbordamiento.

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