Joana Verger, propietaria de Es Garrover: «El precio de la algarroba era demasiado alto, este año ha explotado la burbuja»

«Ha explotado la burbuja de las algarrobas», son palabras de la propietaria de Es Garrover, Joana Verger. Después del aumento espectacular en el precio del «oro negro de foravila» en los últimos años, la bajada de la demanda provocará que «el precio del garrofín, aunque aún no está estipulado, sea más bajo».

La Asociación de Troceadores de Algarroba de PIMEM se reunió ayer para manifestar su preocupación por esta situación. La baja demanda de la algarroba esta temporada no permite fijar un precio para el producto.

En cualquier caso, los dos euros del pasado año son ahora un espejismo. El euro o euro y medio de hace dos años es un sueño. Y parece que también los 70 céntimos que se pagaban en los primeros meses de este 2023 son un objetivo inalcanzable. Todo esto si la maquinaria que da salida al producto realmente lo necesita.

Una de las causas de la bajada del precio es el encarecimiento de la goma de garrofín, el cual ascendió hasta los 20 euros por kilo el año pasado. «Las industrias que utilizaban garrofín han buscado sustitutos y los están encontrando» porque el garrofín no es el único espesante que hay en el mercado. Las empresas no estaban dispuestas a pagar estos precios desorbitados, lo que provocó que las empresas buscaran alternativas más económicas y bajará la demanda de este producto.

El garrofín es la semilla que produce la algarroba con la que se produce una goma. La goma de garrofín, un producto totalmente natural, es un espesante que se utiliza en la industria alimentaria, cosmética y farmacéutica.

El boom de la algarroba llegó cuando una conocida marca de helados utilizaba el garrofín como espesante para sus productos. Hace tres años tuvo una alerta sanitaria debido al uso de algarroba procedente de India, lo que provocó que buscará una alternativa en la Unión Europea.

La alerta alimentaria con las importaciones de India ya es historia y, por lo tanto, este país vuelve a inundar Europa con su producción.

El garrofín solo compone un 10% de la algarroba en general, el resto del producto se suele usar en alimentación animal y el precio es mucho más bajo.

«Tenemos que incrementar el consumo de la algarroba en toda la nación», explicó Biel Maimó, el director del grupo Fontanet. «El producto estaba sobrevalorado, ahora debe estabilizarse y encontrar un hueco en el mercado», sentenció.

La pulpa de la algarroba, una parte que actualmente apenas tiene valor comercial, se puede convertir en diversos productos saludables como harina, azúcar, fibra alimentaria y taninos con múltiples aplicaciones en las industrias alimentaria, farmacéutica o vinícola.

Esta temporada se prevé una producción de entre 15.000 y 20.000 toneladas de este producto, lo que supone un incremento del 30% respecto al año anterior, según informó la asociación.

«La gente que plantó algarrobos no ha llegado a tiempo para aprovechar el boom», porque el árbol tarda unos «siete años en ser productivo», declaró Maimó. Aun así, el director del grupo Fontanet incidió en que «no es malo» que se planten estos árboles, ya que «son muy bonitos y ocupan terreno que de otro modo estarían sin utilizar». Además, el algarrobo es un árbol muy agradecido que es resistente a la sequía y a la xylella, que ha dejado más de un millón de almendros muertos en los campos de Mallorca.