­El joven Ricardo Mejía, de 26 años y natural de Santo Domingo, fue ordenado ayer como diácono en una ceremonia de gran solemnidad celebrada en la parroquia de Santa Maria la Major de Inca y presidida por el obispo de Mallorca, Javier Salinas. El oficio religioso fue seguido por una gran representación sacerdotal procedente de diferentes parroquias de la isla y también por las autoridades municipales presididas por el alcalde de Inca, Rafel Torres. El templo religioso prácticamente se llenó de fieles que no quisieron perderse la ordenación del nuevo diácono de la Iglesia mallorquina.

El joven Ricardo Mejía se ha preparado en el Seminario Mayor durante seis años en los ámbitos humano, comunitario, espiritual, académico y pastoral. Durante los dos primeros años estudió introducción a la Teología y estudios filosóficos, mientras que los cuatro años siguientes se centró en la Teología como último paso en su camino hacia el sacerdocio.

Antes de la ordenación oficial, en la que el joven aspirante se extiende en el altar boca abajo ante la figura del obispo, Javier Salinas enumeró algunas de las funciones que, a partir de ahora, Ricardo Mejía podrá desarrollar en el seno de la Iglesia como la de proclamar el Evangelio y asistir al propio obispo y a los sacerdotes en el altar, administrar los sacramentos del bautismo y del matrimonio o bendecir, entre otras funciones. La tarea fundamental que el nuevo diácono llevará a cabo está relacionada con la caridad y la animación de las comunidades religiosas. "El diácono ayuda a construir la comunidad y la fraternidad entre hermanos, además de desarrollar una función profética de anunciar el Evangelio", apuntó el obispo.

En el momento de la ordenación, el joven tuvo que responder ante el obispo las preguntas relacionadas con su misión y manifestar su voluntad de cumplir con las funciones que a partir de ahora tendrá. El momento más esperado del acto solemne llegó cuando, una vez ordenado, el joven diácono ya ejerció por primera vez su ministerio en la liturgia eucarística asistiendo al obispo, preparando el altar y distribuyendo la comunión entre los fieles.