El picudo rojo, coleóptero originario de Asia y Malasia que penetró en Mallorca hace cuatro años, se ha extendido de forma muy preocupante en la isla, cebándose con las palmeras ornamentales, principalmente las de la variedad ´phoenix canariensis´, más conocidas en la isla como ´fassers´.

El nivel de incidencia es tan elevado que el Govern ha establecido un protocolo de actuación de obligado cumplimiento para tratar de frenar la plaga. Al detectarse una palmera muerta, hay que avisar a Medio Ambiente y talar de forma urgente el árbol, incinerando o enterrando los restos. En ningún caso se recomienda podar las palmeras ya que el olor de la savia de las hojas afectadas atrae al insecto y facilita la puesta de huevos.

Los árboles enfermos se identifican por la aparición de hojas secas y debilitadas y por la pérdida general de la simetría de las palmas.

El tratamiento puede hacerse de diversas maneras. Se pueden aplicar diferentes tipos de insecticidas mediante pulverización en la corona de la palmera, ya sean químicos o biológicos. Una sola palmera sin podar necesita entre 20 y 40 litros de líquido para que el método sea eficaz. En las palmeras más altas se utiliza un alargador o un tubo de goteo que alcance la corona del árbol. También puede inyectarse insecticida en el tronco.

Otros métodos son la instalación de trampas con feromonas que atraen a los escarabajos para ahogarlos o bien mediante una poda de saneamiento.