Miércoles Santo en Palma: el silencio se apodera de Sant Pere con la procesión de la Santa Creu

Medio millar de cofrades fueron protagonistas del Miércoles Santo sin agrupaciones musicales

Guillem Porcel

Guillem Porcel

Un silencio sepulcral, sin murmullos. Tampoco ninguna nota musical. Solo el sonido rítmico de los pasos de los cofrades y el arrastre de las cadenas de los penitentes sobre el suelo. Pese a la dificultad de elegir si una procesión gana en solemnidad con el estruendo de los tambores o en absoluto silencio, pero el barrio de Sant Pere, envuelto en un mutismo absoluto, ofreció escenas impresionantes este Miércoles Santo para quienes se acercaron a vivirlo en primera persona. «En su origen se llamaba procesión del Silencio y queremos recuperarlo. Por eso no salen bandas, solo los Tamborers de la Sala delante y un grupo pequeño junto al Cristo para marcar el paso», explicaban ayer desde la cofradía.

Como novedad, pasadas las 22:30 horas en la procesión del Cristo de la Santa Creu hubo una ofrenda floral en el Consolat de Mar con la presidenta del Govern, Marga Prohens como anfitriona. Previamente, alrededor de las 20 horas, también realizaron en el interior de la iglesia una ofrenda al Cristo con un toque de oración, con la diferencia de que este año, a causa de su centenario, invitaron a las cofradías de la Esperanza y Agonía para que participen junto a ellos en el emotivo acto.

Alrededor de medio millar de cofrades y veintiocho hermandades recorrieron el centro de Palma en una procesión que se inició a las 20:30 horas en la iglesia de Santa Creu con un paso decidido, pero que se fue desacelerando conforme avanzaba. Esta disminución de ritmo quedó clara en los rostros fatigados de los jóvenes monaguillos, quienes, a pesar del cansancio, continuaron diligentemente retirando la cera de los cirios que iluminaban la calle de la mano de los nazarenos.

El culmen del Miércoles Santo fue la procesión del Camí de Getsemaní, que partió de la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad a las 21 horas, para recorrer de manera casi lineal el barrio de Pere Garau y Son Canals. Atravesó las calles Reis Catòlics y Miquel Dolç. Aunque el recorrido fue más corto, alcanzó la iglesia del Sagrat Cor a medianoche, marcando el final de su ruta.

De esta manera, la Semana Santa alcanza su momento culminante este Jueves Santo con la celebración de la procesión más destacada y concurrida de Ciutat, la del Cristo de la Sangre.