Piden un registro de voluntades anticipadas para ser enterrado según el rito musulmán

La comunidad islámica Ihsan crea un documento legal para solicitar una inhumación islámica ante notario y reclama que el Cementerio de Palma centralice esta información

Pretende ser una herramienta muy útil para conversos y fieles sin arraigo

El Jardí de l’Islam del Cementerio de Palma está reservado para entierros musulmanes.

El Jardí de l’Islam del Cementerio de Palma está reservado para entierros musulmanes. / B. Ramon

Jaume Bauzà

Jaume Bauzà

La comunidad islámica Ihsan de Baleares reclama que el Cementerio de Palma tenga acceso a un registro único de residentes musulmanes para garantizarles un enterramiento según su rito. La inscripción se realizaría a través de un documento de voluntades anticipadas en el que los ciudadanos que profesaran dicha creencia solicitarán ante notario ser inhumados «con arreglo a lo preceptuado en la religión musulmana».

Hasta ahora los fieles que lo desean consignan un documento de voluntades anticipadas en sus respectivas mezquitas, lo que dispersa una información clave en caso de una muerte repentina. Un registro único y accesible para los funcionarios del Cementerio de Palma evitaría dudas, y errores, cuando un cadáver llega al camposanto.

«La idea es que el cementerio esté conectado con el registro y cuando reciba un fallecido, sepa si ha firmado un documento de voluntades anticipadas en el que pide ser enterrado según el rito musulmán», explica una representante de la comunidad islámica Ihsan.

Musulmanes sin arraigo

Pretende ser una herramienta muy útil para residentes musulmanes sin arraigo en la isla que, en caso de sufrir una muerte repentina, no tienen familiares que puedan informar sobre la religión que profesan. También para mallorquines conversos que, por las razones que sean, no han informado a su entorno sobre su cambio de fe.

En el primero de los casos, lamentan desde la comunidad Ihsan, es habitual que los fallecidos terminen en la fosa común del cementerio.

El documento de voluntades anticipadas —una copia se guardaría en el recinto funerario y la otra en la mezquita— consta de tres puntos. En el primero, el firmante manifiesta que profesa la religión musulmana. En el segundo, expresa su deseo de ser enterrado según su rito. Finalmente, autoriza a la mezquita a la que pertenezca a cumplir su última voluntad, disponiendo una ceremonia islámica.

«Cuando morimos queremos que nos laven con delicadeza. Que nos envuelvan en el manto blanco y que nos entierren en la tierra», destaca esta miembro de la comunidad Ihsan, voluntaria en ceremonias funerarias de mujeres musulmanas.

Identificarse como creyente en esta fe y reclamar un entierro islámico ante notario es el primer paso, pero la comunidad musulmana de Mallorca lamenta que en la práctica hay un obstáculo insalvable: el escaso número de sepulturas disponibles en el Cementerio de Palma para musulmanes, que apenas suman cuarenta.

La Empresa Funeraria Municipal ha recogido esta legislatura la antigua reivindicación de esta comunidad de duplicar el número de sepulturas en el Jardí de l’Islam, un rincón del camposanto orientado a La Meca, pero todavía no se ha dado ningún paso concreto.

La gran mayoría de los ciudadanos de confesión musulmana que fallecen en Balears son repatriados para ser enterrados en sus países de origen. Una parte todavía minoritaria, musulmanes con fuertes lazos en la isla o residentes conversos, piden ser enterrados aquí.

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