Victori Ramis: «Estaba nerviosa, pero ha sido muy emocionante encender las luces de Navidad de Palma»

La joven, voluntaria de la Fundació Monti-sion Solidària con solo 16 años, dio el ‘sus’ a la navidad palmesana pulsando el botón 

Miles de personas abarrotaron la plaza de la Reina así como las calles adyacentes para disfrutar de la magia del espectáculo lumínico

El alcalde de Palma, Jaime Martínez, y Victori Ramis encienden la Ciutat

El alcalde de Palma, Jaime Martínez, y Victori Ramis encienden la Ciutat / B. Ramon

Palma

Más de cuatrocientos kilómetros de guirnaldas de diferentes formas, colores y tamaños se iluminaron este jueves al unísono gracias a la mano de Victori Ramis, a quien se le encomendó la tarea de pulsar el botón. Y así lo hizo. «Estaba nerviosa, pero ha sido muy emocionante encender las luces», confesaba escasos minutos después a este rotativo. Aunque no estaba sola. Iba custodiada por tres compañeros: Elena Moscardó, Liona Contestí y Salva Boquer. Todos ellos, de 16 años, son voluntarios de la Fundació Monti-sion Solidària (entidad que ofrece ayuda integral a colectivos vulnerables) . «Me gusta ayudar a la gente, es muy gratificante», aseguró Ramis, mientras sus colegas asentían con la cabeza. 

La emoción se reflejaba en sus rostros. «Aún no me creo lo que acaba de ocurrir», reveló Boquer, quien contó las innumerables ocasiones en las que se perdió el encendido de luces porque se le olvidaba. No como Contestí, que es una asidua en este espectáculo. «Acostumbrada a verlo desde el público lo de hoy [por ayer] ha sido impresionante. Me ha encantado», subrayó.

Y no fue a la única. Francisca Serra lo vivió desde el público, pero no por ello fue menos gratificante: «Ha sido una pasada. Vengo siempre y se nota que este año ha mejorado». Su amiga, Rosa María Lara, no estaba tan convencida. «Para mí ha sido como todos los años, aunque es cierto que este año nos hemos colocado en mejor ángulo, manifestó.

Y es que con la avalancha de personas que había concentradas en la plaza de la Reina y Passeig del Born, moverse parecía un deporte de alto riesgo. Algunos, antes del encendido de luces, optaron por irse al agobiarse entre la muchedumbre. «Esto es imposible», se escuchaba. Y no era para menos. También los más pequeños pedían estar en el regazo de sus padres para «poder respirar».

Una vez encendidas las luces y foto de rigor con la iluminación de fondo hecha, muchos decidieron marcharse a poco más de las ocho. «Ya volveremos otros día con más tranquilidad», les decía Maria Sureda a sus pequeños, de cinco y ocho años, que acataron sin rechistar.

Y aunque el ya tradicional encendido de luces fue todo un éxito (ya que congrega tanto a palmesanos como a gente de toda la Part Forana), la juerga había arrancado una hora y media antes. En concreto, en tres puntos de la Ciutat: sa Feixina, plaza de Cort y plaza Rei Joan Carles I. 

Acróbatas desfilan por el Passeig Sagreras.

Acróbatas desfilan por el Passeig Sagreras. / B. Ramon

Primero transcurrió el pasacalles en sa Feixina, que contó con las actuaciones de los gigantes luminosos y gimnastas. La expectación era máxima y tal vez su retraso de casi media hora incitó a ello. «Ya vienen», voceaba Bosco, de cinco años, como si de los Reyes Magos se tratara. Su madre Ani Luna y su hermana Suhaila giraban su rostro hacia un lado y hacia otro para vislumbrar por dónde comenzaba el espectáculo. Habían venido desde Manacor en tren para disfrutar de «la magia de la navidad». «Está a la vuelta de la esquina», sostenía Luna. Mientas, Jesús Tomé y Guadalupe Vargas aguardaban sentados en un banco con su nieto de dos años Víctor. «A ver si se acercan. El niño aún es pequeño pero tiene que empezar a degustar la navidad», explicaba el abuelo mientras hacía carantoñas al pequeño.

Simultáneamente, la fiesta estaba transcurriendo en la plaza de Cort, donde desfilaron acróbatas, bicicletas, zancos y caballos de luz hacia la plaza de la Reina. Y por último, el cercavila, que marchó junto a un dragón de luz, zancos y malabaristas desde la plaza Rei Joan Carles I hasta el punto de encuentro: la plaza de la Reina. Allí una muchedumbre anhelante esperaba ver brillar la Ciutat, aunque ciertamente ya lo hacía con las decenas de globos lumínicos que portaban la mayoría de niños y niñas, formando una nube lumínica sobre el casco antiguo de Palma. No cabe duda que los feriantes hacen el agosto estos días.