La artista Pazzis Sureda se abre un hueco en el callejero de Palma

La escultora, pintora y poetisa mallorquina tiene ahora una calle con su nombre en el antiguo camino que unía Génova con Cala Major

La artista Pazzis Sureda se abre un hueco en el callejero de Palma.

La artista Pazzis Sureda se abre un hueco en el callejero de Palma. / Irene R. Aguado

Irene R. Aguado

Irene R. Aguado

El antiguo camino que unía Génova con Cala Major y que quedó cortado por la autopista de Andratx ha sido uno de los últimos rincones de Palma en recibir bautismo: desde este mes de agosto la calle se llama Pazzis Sureda en homenaje a la escultora, pintora y poetisa mallorquina, hija de la también pintora Pilar Montaner (1876 - 1961), que se casó con el que fue su mecenas Juan Sureda (1872 - 1947).

En sus treinta y dos años de vida y antes de su trágico final, Pazzis Sureda (1907 - 1939) creó una obra llena de expresión y matices, aunque marcada por la tuberculosis, la Guerra Civil Española, el abandono de su única hija en un orfanato (obligada por su madre al ser fruto de una violación) y sus tumultuosas relaciones sentimentales, que la acabaron llevando al suicidio. Mientras todo esto ocurría, Pazzis, nacida en el seno de una familia de artistas conocida como uno de los motores intelectuales de la Mallorca de finales del siglo XIX y principios del XX, dejó un legado de obras con tendencias expresionistas e influencias orientales.

Su madre, Pilar Montaner, fue una maestra del impresionismo pictórico, formada con personajes como Sorolla y amiga de Rubén Darío. Su padre, Juan Sureda y Bimet, vivía entre libros, museos y teatros viajando por todo el continente. Estuvo en contacto con intelectuales de la época, como Unamuno, Llorenç Villalonga, Gabriel Alomar, Archiduque Lluís Salvador, Borges o Azorín. No es de extrañar que Pazzis, criada entre artistas e ilustres, acabara dedicando su vida también a la escultura y la pintura.

La portada del libro, inspirada en la «interesante, desgarradora y brillante» historia de Pazzis. El volumen disgustó a parte de la familia, que alegó que había más contenido inventado que real.

La portada del libro, inspirada en la «interesante, desgarradora y brillante» historia de Pazzis. El volumen disgustó a parte de la familia, que alegó que había más contenido inventado que real. / Irene R. Aguado

La historia escrita habla de ella como una mujer rebelde y adelantada a su tiempo. Tuvo varios amores frustrados a lo largo de su vida, uno de ellos el joven pintor Frederick O’Hara, uno de los que la dejaron más marcada. La pareja se tuvo que separar por la guerra, y aunque la intención era reencontrarse en América, nunca llegó a ocurrir. Ella recayó en la tuberculosis y, ahogada por las dificultades económicas, pocos años después, en la posguerra, Pazzis se quitó la vida, dejando atrás una trayectoria prolífica y destacada en la cultura mallorquina.

De hecho, aunque nació en Palma, creció en el Palau del Rei Sanç de Valldemossa, municipio cuyos paisajes plasmó en algunas de sus pinturas. Sin embargo, fue en su casa de Génova, Ca s’Apotecari, donde el ayuntamiento de Palma ya rindió homenaje a los Sureda Montaner con una placa conmemorativa. «En esta casa, Ca s’Apotecari, vivieron el escritor Jacobo Sureda y la escultora Pazzis Sureda. En la novela L’illa del segon rostre Albert Vigoleis-Thelen describe las tertulias que tuvieron lugar en ella. El ayuntamiento de Palma quiere rendir un homenaje al espíritu intelectual de una época», reza la placa.

La nueva calle en Génova. La placa, ubicada en el antiguo camino que unía Génova con Cala Major, se instaló a principios de este mes.

La placa, ubicada en el antiguo camino que unía Génova con Cala Major, se instaló a principios de este mes.

No es el único libro que ha protagonizado la artista. En 2019, José Antonio Mateo Miras presentó su primera novela, Pazzis Sureda y el abismo, una ficción inspirada en la intensa vida de la artista. No obstante, el volumen disgustó a parte de la familia Sureda, que en su momento alegó que había «más contenido inventado que real». En cualquier caso, el escritor describió la historia de Pazzis como «interesante, desgarradora y brillante» y aseguró que la artista «tuvo una vida muy fuerte, pero era capaz de transformar en algo bello todo lo que tocaba».

Ahora, el ayuntamiento de Palma vuelve a rendirle homenaje con una calle en el barrio que la vio morir, Génova. Los operarios colocaron el letrero a principios de agosto. El cronista de Cort, Tomeu Bestard, explica a preguntas de este diario que por lo general se suele poner el nombre a una calle de una persona que ha fallecido, salvo algunas excepciones, como fue la de Camilo José Cela, que bautizó una calle cuando todavía vivía.

Con todo, en este caso en concreto Cort atendió a una petición del Gobierno central durante la legislatura anterior. El Ejecutivo pidió que se reconociera la labor de mujeres relevantes de la ciudad otorgando sus nombres a calles del municipio, en este caso en una de las barriadas con más historia de Palma, que también ha acogido a personas como George Sanders, Natascha Rambova o Pau Fornès.

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