Opinión

El concepto

Corte Europea de los Derechos Humanos.

Corte Europea de los Derechos Humanos.

Siempre he mantenido que lo que separa a las gentes es menos la palabra que sus significado, menos su semántica o morfología que su núcleo comprensivo para cada particular; cuando nos referimos genéricamente a palabras como país, democracia, concordia, dialogo, legalidad, justicia, derechos humanos, derecho de expresión, derecho al honor, derecho de propiedad, y un sin número de otros entendimientos que a todos nos ocupan y hasta nos preocupan, muy probablemente nos mostraríamos sumamente de acuerdo que todos ellos merecen el máximo respeto social y así debe, debiera, ser, pues todos ellos están recogidos ya en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU de 1948; quizá habría que preguntarse cuántos de los estados con asiento y voto en aquella asamblea cumplen a día de hoy con aquel desiderátum puesto ésta última por escrito.

Buena prueba de batiburrillo de percepciones personales es que en estos instantes casi todo el mundo dice defender alguna o todas aquellas sustancias sociales y políticas pero seguidamente, sobre todo en nuestra tierra, pasa a utilizar esos términos no como argumento sino para zaherir a su contrincante, a su adversario, a su enemigo y éste último a su vez lanza contra el primer contrincante los mismos venablos, modus operandi conocido popularmente por el «y tú más». Nos hemos convertido en una geografía preñada de teóricos de la defensa de todos aquellos deseados principios y libertades pero escasamente poblada por verdaderos practicantes de los mismos; un somero ejemplo: provoca casi ternura observar al jefe del estado turco bregar con desahogo por estos mundos para que esos derechos les sean aplicados a los habitantes de Gaza y Cisjordania, como así debiera ser, al tiempo que sigue manteniendo sin esos mismos derechos a millones de kurdos repartidos por innumerables campos de refugiados, cárceles y cementerios y hablar del genocidio perpetrado por otros y mantener penas de prisión para quien hable del genocidio turco sobre los armenios.

El artículo segundo de aquella bien intencionada declaración es taxativo: Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

Víctima es otro de los pronunciamientos que estos días nos traen de cabeza, con legislaciones en un sentido y en otro; uno en su candidez pensaba que víctimas, en un sentido más humano que semántico, eran todos aquellos que habían sufrido menoscabo de alguno de aquellos sus derechos, independientemente del origen, cualidad o personalidad del causante del daño, pero al parecer anduve errado en mi parecer pues parece que hay víctimas de primer grado, de segundo, de tercero y hasta algunas que no cumplimentan el grado de serlo; noto como un chirrido en el cerebelo cuando escucho o leo eso de «víctima inocente» que es como aceptar la existencia de una calidad de «víctimas culpables», sin que se nos termine de explicar de que son reos esas víctimas y si esa responsabilidad conlleva la comprensión de su victimización, y ahí recae el peligro, porque cuando se comprende, se entiende, se maquilla, se disminuye, se justifica, mediante ese concepto de menos víctima, de cuasi víctima, una sola acción contra aquellos derechos abrimos la puerta a que otros actos iguales sean admitidos por otros gentes con otra concepto de víctima.

Al hilo de lo anterior; hace pocas fechas nos sacudió la noticia de que en una fosa común en el barranco de Viznar, de infausto recuerdo, se habían localizado los restos de un chaval de unos trece, fusilado por los unos; recordé haber leído un trabajo de investigación que recogía en una lista a los fusilados por los otros en un lugar cercano al ahora aeropuerto internacional de Madrid, en el que aparecía también otro zagal de la misma edad, de nombre Samuel y me vinieron a la cabeza las palabras de J.K. Rowling: «los inocentes son siempre las primeras víctimas, así ha sido durante siglos, así es ahora». Y me pregunto cuál de esos dos chavales debe ser considerado víctima o más víctima y cuál no, siendo así que ambos dejaron de vivir en su temprana edad por causa de un mismo odio, de una misma sin razón. ¿Comparten Ustedes mi pregunta?

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