Las lágrimas de Izan ante los insultos de sus compañeros en el CEIP Es Puig de Lloseta durante un campus de verano municipal en el día de su once cumpleaños, han conmocionado al país. El vídeo difundido por su hermano en redes sociales ha provocado una oleada de indignación junto a una catarata de muestras de cariño de actores, músicos, deportistas y muchas personas anónimas, que afortunadamente le han ayudado a recobrar el ánimo y las ganas de vivir. Su sufrimiento refleja la persistencia de comportamientos de acoso que no siempre son atendidos con la empatía y diligencia esperada.

Tan alarmante como el acoso resulta la primera reacción del director del colegio donde ocurrieron los hechos. Tras lamentar el episodio, Miquel Bujosa puso todo su empeño en precisar que el acoso en cuestión se había producido en un campus de verano organizado por el ayuntamiento llosetí en las instalaciones educativas y, lejos de ofrecer el conocimiento y la colaboración del centro para atajar comportamientos inaceptables en un grupo de chavales, anunció que se planteaba denunciar por difamación al hermano de Izan, por afirmar que no venía de un día, que el niño llevaba «cuatro años aguantando insultos, peleas, escupitajos, mientras los profesores hacen la vista gorda». Horas después, se confirmó desde la Conselleria de Educación que no habrá acciones legales del centro contra el denunciante, pero tampoco se abrirá expediente al colegio. Cero explicaciones.

A las puertas del siempre peliagudo inicio de curso y a diferencia de la ministra del ramo, Pilar Alegría, que al menos ha expresado su «repulsa e indignación», Martí March elude hacer pronunciamiento público alguno, escudándose en la confidencialidad que exige un menor. Por ahora, la Inspección Educativa llevará a cabo un seguimiento del caso y se activará el protocolo previsto, en colaboración con el Institut per a la Convivència i l’Èxit Escolar (Convivèxit) y con el propósito de «no estigmatizar ni castigar», sino de restablecer la confianza de la víctima y trabajar con ambas partes para fomentar una convivencia satisfactoria. El ayuntamiento de Lloseta, por su parte, se ha puesto en contacto con la empresa organizadora del campus de verano y con los padres de la víctima y de los chavales asistentes a la actividad, la Guardia Civil ha iniciado una investigación a instancias de la familia y el PP llevará el asunto al Parlament. Hay que llegar al fondo y activar soluciones para que no se repita.

Ante estas situaciones duras y complejas, los gobernantes se refugian a menudo en protocolos, la oposición se dedica a denunciar carencias que nunca activó estando en el poder, los docentes y monitores apelan a la carga de trabajo y falta de medios, y las familias a la dificultad para conciliar sus obligaciones laborales con la atención a sus hijos. Pero a Izan y a todos los que como él sufren acoso les hace falta la implicación de todos para salir de ese infierno que a algunos ha conducido incluso al suicidio.