BOULEVARD
Joan Fageda resucita el fantasma de Bon Sosec en Son Bankya
El conseller Antoni Vera y sus acompañantes se reían con estruendosas carcajadas de la audiencia concedida por el papa Francisco a Llorenç Galmés, el pasado miércoles en el vuelo de regreso de Maó a Palma
Coleccionamos definiciones de Mallorca, «un paraíso habitado por personas que se creen en el infierno», el elogio dedicado asimismo a Francia por el polémico Sylvain Tesson. Leo estos días que PP/Vox no sabían a qué se dedicaban los capos de Son Banya. Se lo resumiremos: A pagar las deudas de los magnates mallorquines con el dinero que sacaban en vena a sus hijos heroinómanos. Pecunia non olet, y además se recicla.
Gracias al texto flamígero redactado por un teniente coronel de la Guardia Civil, el exalcalde Joan Fageda ha resucitado el fantasma de su cementerio de Bon Sosec en Son Bankya. Escucho que los gitanos pedían dinero, no me hagan reír. El poblado ha sido el Fort Knox de Mallorca. Las entidades financieras y los empresarios en apuros peregrinaban a las barracas en busca de liquidez pinchada o esnifada.
Son Bankya salvó de la quiebra a un banco crucial de la isla, y mantuvo con respiración asistida a otro. Bon Sosec, el cementerio quebrado en 1995 y construido por el entonces alcalde Joan Fageda, es el epicentro de la actividad del clan. En una primera fase, comprando tumbas en masa desde el poblado, como si se avecinara un exterminio. Solo abonaban el primer plazo, la empresa diseñada para la farsa acumuló una deuda de miles de millones de pesetas.
Hemos guardado lo mejor para el final. El faraónico y ruinoso Bon Sosec arrastraba a la economía mallorquina, de nada servían los millones insuflados por el Govern de Gabriel Cañellas a través de Alexandre Forcades, que no admiraba a Fageda. Los banqueros en la sombra acudieron a suplicar dinero de la droga al poblado, los capos accedieron. Los espabilados beneficiarios se olvidaron de reintegrar la cantidades, creían que trataban con el IB-Salut de Francina Armengol.
De modo que una expedición de Son Banya se personó sin cita previa en la lujosa sede de la entidad que había recibido el generoso préstamo. Por ponerlo suave, digamos que el aspecto de los visitantes contrastaba con la solemnidad enmoquetada de la cumbre del poder podrido. Una vez recibidos en el sanctasanctórum, fueron breves y al grano. «Nosotros no resolvemos estas cosas con abogados». Y fuéronse.
¿Pagaron? Vaya si pagaron. Pregúntense cómo es posible que, tras las compraventas de rigor, una capo acabara gestionando una empresa de seguridad, nada menos. Por no hablar de los restaurantes y otros negocios burgueses. Si desean más alicientes novelescos, incluyan la cabeza del caballo favorito en la cama, copiada de El Padrino porque los narcos también respetan su mitología. La decapitación equina está documentada en dos ocasiones en la Mallorca reciente, una de ellas vinculada con Bon Sosec.
El general Fulgencio Coll de San Simón era el único mallorquín que no sabía de qué trata Son Banya. Su ignorancia es una ofensa para el teniente coronel que ha arriesgado un tratado definitivo de la Mallorca contemporánea. La última vez que alguien anotó en un escrito judicial «sin descartar la posible participación de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado», se llamaban Penalva y Subirán. El consorcio de Son Bankya no perdona
Solo me quedaba por contarles la historia de aquel político local tan corrupto que un banco suizo le compró una casa en la isla a uno de sus ejecutivos, para que se llevara semanalmente los sobornos aquí recibidos. En fin, los mallorquines son unos privilegiados, el primer pueblo que goza de la tranquilidad de que no ha habido ni una sola etapa de su vida ni de su muerte en la que no haya sido robado por sus gobernantes.
Recuerden dónde leyeron antes que Llorenç Galmés sería recibido en audiencia por el Papa, con motivo de una efemérides irregular de Santa Catalina Tomás. El hito nos impresionó más que a sus correligionarios, porque el conseller Antoni Vera y sus altos cargos de Educación se reían con estruendosas carcajadas del encuentro con el Sumo Pontífice, el pasado miércoles en el vuelo de regreso de Maó a Palma de las 18.50 horas.
Por no salirse de nuestro asunto, en la foto que hoy nos ilustra se observa a Isabel Díaz Ayuso en 2021 en Eivissa. Es la isla donde ese mismo año fue descubierta su relación con el señor Maserati, antes de que según la fiscalía el novio empezara a defraudar masivamente a Hacienda. La presidenta de Madrid reinó entre la fauna ibicenca, un prodigio de afabilidad que no rechazaba ni un selfi.
Reflexión dominical responsable: «Ábalos no hubiera sido destituido en ningún caso en Mallorca por Armengol».
Suscríbete para seguir leyendo
- Naranjas y mandarinas prohibidas en un colegio de Palma de Mallorca por solidaridad con una profesora
- Una mujer ingresa en la UCI tras beber un café con bichos de una máquina del aeropuerto de Palma
- La empresa del café con bichos investiga el origen de la contaminación en la máquina del aeropuerto de Palma
- ¿Qué tipo de bichos pueden aparecer en un café en mal estado?
- Así ha quedado la calle Velázquez de Palma sin la trama verde eliminada por el Ayuntamiento de Palma
- Llega el mal tiempo a Mallorca hasta el domingo, según la Aemet
- Vox indigna a los senegaleses: «En Son Gotleu los apoderados del PSOE son roperos de dos metros»
- Prohens destituye a Porsell al no poder justificar las mentiras sobre su agroturismo