DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER | OPINIÓN

Cosas corrientes que nunca me pasan

Manifestación feminista

Manifestación feminista / Jorge Gil - Europa Press

Marcos Ollés

Marcos Ollés

Yo nunca he tenido miedo de hacer solo y borracho el camino que va de la discoteca a casa. Jamás he sentido un escalofrío si durante el trayecto escuchaba unos pasos tras de mí. No me he puesto por si acaso una llave entre los dedos mientras apretaba los puños. Tampoco he respirado aliviado cuando por fin cerraba la puerta de casa. Ni he echado un ojo al grupo de colegas para confirmar que había llegado sano y salvo y comprobar que el resto también. A mí nunca me dijeron que tuviera cuidado para no ser violado.

Yo nunca he estado en un despacho con tres de mis superiores -hombres, claro- diciéndome que si me iba de vacaciones mi carrera profesional se estancaría e incluso podría acabar en el paro. No me han despedido pocas semanas después de anunciar que iba a tener un hijo. Tampoco se han dirigido a mí con apelativos cariñosos en el trabajo ni me han hecho comentarios sobre la longitud de la ropa que llevo. Ni me han llamado rancio por apartar de mi muslo la mano de un jefe.

Yo nunca tuve que hacerle la cama a mi hermano ni fui educado para asumir en exclusiva y por designio divino las labores domésticas. Tampoco me han lanzado miradas condescendientes por mis problemas para aparcar el coche.

Nunca me insultaron por mi promiscuidad. Jamás me han dicho que a ver si espabilaba para tener hijos, ni me han mirado con desprecio por ir a la playa sin depilarme.

A mí, ninguna de estas cosas tan corrientes me ha pasado nunca. ¿Por qué será?

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