La guerra interna en UGT-Baleares hace dimitir a su secretario general

La guerra cainita que durante los últimos meses se ha desatado en el seno de UGT-Balears ha provocado que su secretario general, Lorenzo Navarro, vaya a presentar hoy su dimisión, junto a lo que queda de su Comisión Ejecutiva, según han asegurado fuentes de esta organización, algo que el propio Navarro no quiso desmentir ayer, remitiéndose a los acontecimientos que se van a producir durante esta mañana. Eso supone que el sindicato con mayor representación en las islas se va a quedar durante algunos meses en manos de una gestora.

El problema tiene su base en el enfrentamiento que desde principios del pasado año se viene viviendo entre Navarro y la federación de Servicios que le respalda (en la que se enmarcan actividades como la hostelería, el comercio y los transportes) por un lado, y la alianza formada por las sectoriales de Servicios Públicos y la de Industria y Construcción (FICA), grupo este último en el que también se ha alineado la Unión de Jubilados y Pensionistas.

Lorenzo Navarro accedió a la secretaría general en marzo de 2021 con el apoyo de las tres federaciones del sindicato. Sin embargo, desde principios del pasado año se ha ido incrementando el alcance de las tensiones en el seno de la citada organización, con discrepancias crecientes en materias de funcionamiento interno.

Pesos internos

Hay que seseñalar que el comité de la Unión de Comunidad Autónoma (UCA) de las islas, formada por 75 miembros, 35 corresponden a la federación de Servicios, la más potente de las tres, 30 son de Servicios Públicos y 10 de Industria, Construcción y Agro. Por representatividad, la primera cuenta con el 48% en el seno de esta organización, frente al 52% de la suma de las otras dos.

Como se ha indicado, las mayores tensiones internas se iniciaron durante el pasado año, hasta el punto de que el propio secretario general de la UGT estatal, Pepe Alvarez, tuvo que viajar a Palma para intentan recuperar la unidad.

El detonante

Pero el detonante se produjo el 20 de diciembre de 2023 durante la celebración del comité ordinario de la UCA, cuando cuatro de los ocho miembros de la Comisión Ejecutiva (alineados con las dos federaciones críticas) presentaron su dimisión en bloque con efectos a partir del pasado 1 de enero.

Los que abandonaron este órgano de gobierno fueron Xisca Garí, vicesecretaria general y responsable de Políticas Sociales; Miguel Herranz, secretario de Organización; María José Cordero, secretaria ejecutiva; y Enrique Aracil, secretario de Salud Laboral. Los tres primeros pertenecen a la federación de Servicios Públicos y el cuarto a la FICA.

Eso hizo que la Ejecutiva quedara reducida al propio Navarro como secretario general, junto a Manuel Campillejo, secretario de Organización; Ana Landero, secretaria de Acción Sindical; y Sonia Alvarez, secretaria de Formación y Empleo.

Esa ruptura, dejando a la Comisión Ejecutiva con la mitad de sus miembros, tenía como objetivo forzar la dimisión de Lorenzo Navarro, pero éste se reunión con los tres componentes restantes y se acordó repartirse entre los cuatro las cargas de trabajo que debían desempeñar ocho personas durante los meses que quedan de mandato (a principios de 2025 debe convocarse la asamblea para la renovación de esa Ejecutiva). Esta permanencia se justificó para evitar el daño a la imagen de UGT si trascendía esa guerra interna.

Jaque mate

Al no consumarse la dimisión, los críticos dieron un nuevo paso con la convocatoria de un comité extraordinario para el próximo jueves, día 15, con el fin de forzar la salida de Campillejo, Landero y Alvarez, lo que haría inevitable la caída de Navarro con la marcha de uno solo de ellos.

Ante este ‘jaque mate’, estos cuatro dirigentes tienen la intención de presentar su dimisión durante la mañana de hoy.

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