Vivienda en Mallorca: Inversores compran oficinas bancarias en Palma para hacer minipisos de 200.000 euros

José Luis Quereda entregará en marzo cuatro viviendas de 50 m² que fueron un banco y después un local comercial okupado en el barrio palmesano del Conservatorio. El espacio llevaba seis años en estado de abandono

Tiene previstas más promociones de minipisos en antiguas sucursales bancarias del Rafal-es Vivero, El Molinar o ses Cadenes

No se acoge al decreto de emergencia habitacional del Govern "porque no sale a cuenta hacer la promoción y vender los pisos a precio limitado"

VÍDEO | Inversores compran oficinas bancarias en Palma para hacer minipisos

B. Ramon

M. Elena Vallés

M. Elena Vallés

Las promociones de minipisos han llegado a Mallorca. En esta ocasión, no se trata de nueva construcción, sino de reconvertir antiguas oficinas bancarias o locales comerciales en viviendas de una habitación. El goteo de locales que se están convirtiendo en viviendas está modificando la fisonomía de Palma y de algunos municipios de Mallorca. Pero todavía es un efecto tímido que no alcanza a paliar el problema de la vivienda en la isla -sobre todo en un territorio con más de cien mil viviendas vacías sobre las que los poderes públicos no actúan- y que de ningún modo puede acarrearse al decreto de emergencia habitacional del Govern para hacer vivienda asequible validado el pasado mes de octubre, donde una de las medidas permite el cambio de uso de local comercial a vivienda, siempre que ésta sea a un precio limitado. «No nos hemos acogido a él porque no sale a cuenta comprar el local y hacer toda la transformación para después vender a un precio tan bajo», expone el constructor y promotor José Luis Quereda, que actualmente está acomodando cuatro pisos de 50 metros cuadrados en una antigua sucursal bancaria ubicada en la calle Miquel Capllonch, en el barrio del Conservatorio de Palma.

«Nosotros ponemos precio libre, de mercado, para poder hacer frente a toda la obra, los materiales y el personal. Y también para amortizar la inversión. En Palma los locales ya se pagan caros. Si encima limito el precio de venta... Estos pisos nuevos de una habitación los estamos vendiendo por 195.000 euros. Y ya hay tres vendidos», comenta el constructor. «El decreto sí lo veo más viable para propietarios que ya tienen un local, lleva 20 años cerrado y le quieren dar una segunda vida. Es decir, para personas que no acaban de comprarlos, porque los precios ya están altos».

Quereda lleva los últimos tres años muy enfocado en los cambios de uso de locales, oficinas y entresuelos en pisos. «Hago encargos como constructor para otras personas que son propietarias, pero también hago promociones, como es este caso de la calle Miquel Capllonch», relata. Pero no es la única. «También haremos seis pisitos en la zona del Rafal-es Vivero, en un local que también era un banco. Cuatro más en El Molinar, en una oficina bancaria que estaba justo enfrente del Teatre del Mar. Y otros tres en la zona de ses Cadenes, en s’Arenal», enumera.

Entrega de llaves en dos meses

La sucursal que ahora transforma en minipisos en el barrio del Conservatorio sabía que tenía que desalojarla de los okupas que llevaban años en su interior. «Uno de ellos alquilaba los distintos espacios del banco a otros okupas por diez o quince euros la noche. Al último que quedaba, le tuve que pagar una cantidad para que se marchara», cuenta. «Cuando entré aquí, después de seis años de abandono, esto parecía una película de miedo».

Ahora los obreros trabajan a todo gas para entregar los pisos dentro de dos meses. «Cada uno cuenta con su comedor-cocina, un baño, una coladuría pequeña y una habitación con armario empotrado», muestra durante una visita. «Los suelos serán laminados, está todo aislado y los cristales de las ventanas son térmicos, también hay aire acondicionado frío-calor», indica. «La puerta de entrada es de seguridad con cristal para que entre la luz. Y se cumple con el certificado energético B. Cada piso tiene su propia ventilación. El techo es de 2,70, un poco más alto de lo que se pide incluso», comenta. «Es pequeño, pero cuenta con todas las comodidades», agrega.

José Luis Quereda, frente a los bajos del número 21 de la calle Miquel Capllonch en Palma.

José Luis Quereda, frente a los bajos del número 21 de la calle Miquel Capllonch en Palma. / B. Ramon

«Hay mucha demanda para este tipo de pisos. Tengo inversores que luego los alquilarán, personas jóvenes que buscan una primera vivienda y son ayudadas por sus padres, parejas, personas solas, divorciados o mayores que tienen una casa grande y ya prefieren vivir en un espacio más pequeño que dé menos trabajo», apunta.

La comunidad de vecinos ha acogido muy bien este proyecto de minipisos de Quereda. Ha podido elegir los acabados y colores de la fachada de esta promoción en los bajos de su finca. «Será un aplacado beige, del mismo tono que el edificio».

Para el constructor, facilitar las reconversiones de locales y oficinas en viviendas «es vital para conseguir más pisos sin crecer en territorio», fundamental en una isla. «Pero hay complicaciones con las licencias. Estos cambios de uso se consideran aquí obra mayor, en Madrid no, por lo que las licencias tardan un año», lamenta.

Presidenta de la comunidad

La presidenta de la comunidad de vecinos del número 21 de la calle Miquel Capllonch, Bea, respira tranquila después de varios años con okupas en el local. «Una chica salió desnuda una vez, se peleaba y gritaba de madrugada. También vivía una mujer con un niño pequeño. Hicieron una obra en el baño para ducharse que era una chapuza y nos dieron humedad en el parking», denuncia. «Estaban enganchados a la luz de Endesa, pero se la cortaron. Y luego los pillamos en nuestro portal tratando de forzar la cerradura para engancharse a nuestra luz», explica.

«Todos hemos visto con buenos ojos que se hagan ahora estos pisos. Porque ya sabemos lo que sucede cuando hay un local cerrado. Al principio, algunos residentes se mostraron reticentes con la obra, se preguntaban si había salida de humos, si todo era legal, pero estamos muy tranquilos, incluso el constructor nos ha implicado en la elección de la fachada, la relación ha sido fluida en todo momento», concluye.

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