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Vicente Rodrigo: «El alcalde de Palma me ha vendido al no ser capaz de acabar con la Defensora de la Ciudadanía»

Vicente Rodrigo (Palma, 1970) lleva 32 años como funcionario de Cort y 16 en la Oficina de la Defensora de la Ciudadanía, donde acaba de ser destituido por PP/Vox como director adjunto. Fue un líder de la «movida» de las camisetas verdes al frente de las FAPA, aspira a reanimar el activismo ciudadano 

Vicente Rodrigo.

Vicente Rodrigo. / Manu Mielniezuk

Matías Vallés

Matías Vallés

Para que se haga cargo del tipo de entrevista: «¿Es usted una víctima?»

Sí, la víctima de un acuerdo programático PP/Vox. Se ha usado mi persona, y la figura de adjunto a la Defensora de la Ciudadanía, como moneda de cambio.

¿Si Jaime Martínez tuviera mayoría absoluta no le habría destituido?

Creo que no, pero el alcalde me ha vendido a la primera de cambio, al no ser capaz de acabar con la Defensora.

PP/Vox le han echado, pero la Defensora Anna Moilanen no ha dimitido en solidaridad con usted.

La solidaridad no hay que entenderla en estos términos. La Defensora piensa en cómo preservar la institución, no en el cargo.

No es noticia decir que ustedes son de izquierdas.

Soy lo que soy, y soy de izquierdas, pero nadie que haya estado en la Oficina puede advertir ni un ápice de parcialidad. Por eso se equivoca Fulgencio Coll cuando dice que «los regidores podemos hacer lo mismo».

¿Por qué habrían de mantenerle PP/Vox?

Pensaba que las conversaciones en el despacho del alcalde tras su nombramiento no acabarían con un ataque tan feroz contra la institución, acompañado de un recorte de los recursos.

Usted sigue en la Oficina, ahora de soldado raso.

¿Cómo le digo a la gente que no puedo hacer según que cosas? El cargo se lo pueden confitar, pero no sé trabajar a medio gas.

Ya me perdonará, pero ni siquiera sabía que la Defensora tuviera un adjunto.

La Defensora es una institución unipersonal, y he mantenido un perfil bajo para no confundir a la gente. Donde hay patrón, no manda marinero.

Ha ganado protagonismo tras su destitución.

Porque nunca lo he buscado y ahora es necesario. No por el cargo personal ya zanjado, sino para que el espíritu de protesta le llegue a la gente.

Se pueden vengar de usted, por muy funcionario que sea.

Que hagan lo que tengan que hacer, no digo ninguna mentira. He recibido un ataque injustificado y directo de Vox, que se limita a cumplir las órdenes que le llegan de Madrid sobre una Oficina que nunca han visitado sus concejales.

Encima, le echan en el décimo aniversario de la manifestación de las camisetas verdes.

Sí, fui a la reunión de Can Alcover y volví a ver a los compañeros en el aniversario, el mismo día en que conocí mi destitución. Es increíble cómo se repiten los acontecimientos. En mi speech dije que no éramos Bruce Springsteen, no podíamos movilizar a miles de personas de golpe.

Ni a docenas, no sueñe en una reacción popular contra PP/Vox.

No es así. Estoy seguro de que las personas recuperarán el sentido crítico con independencia de su ideología. El aquelarre que están montando las derechas tendrá una respuesta.

Reconozca que sus huestes andan algo desalentadas ahora mismo.

Aunque recibo numerosos mensajes de apoyo, hoy veo cierta desmotivación. Con todo, hay que alcanzar la masa crítica para hacer frente a una situación que forma parte de una estrategia de nuestros enemigos, porque esto acaba de empezar.

Usted bromeó que todos los adjuntos estamos en peligro.

Espero que no sea así en tu caso, pero somos como los entrenadores del equipo de fútbol, estamos en un equilibrio inestable aunque el jefe no nos entienda como prescindibles.

En su LinkedIn sigue siendo adjunto.

No me he acordado de quitarlo, tengo que corregirlo. Hoy mismo he tenido que cambiar un papel que he escrito, donde conservaba mi cargo anterior.

¿De quién es la mano que mece la cuna?

Sé lo que me han dicho y lo que he visto. La mano está oculta en la facilidad con la que Vox ha doblegado al PP para atacar a la Oficina, porque yo soy solo un eslabón.

Siempre me ha caído bien Fulgencio Coll.

A falta de un José Ramón Bauzá, el Ayuntamiento tiene un Coll, que sabe que los asedios se ganan con paciencia, a fuerza de bombardear,... Me da vergüenza estar utilizando un lenguaje bélico. Practican la filosofía del «te vas a enterar».

¿La Oficina acabará la legislatura?

Espero que sí, y trabajo para que así sea dentro de la involución que vivimos. De lo contrario, perderíamos un derecho.

¿Cuál será su próxima batalla?

Intentaré activar a la gente, hasta donde me sea posible implicarme en la creación de músculo asociativo. Hay que desarrollar la capacidad crítica, para plantar cara y decir que hasta aquí hemos llegado. Nadie será insignificante en esta batalla.

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