Concentración antitaurina en Palma | Los turistas urbanos sorprendidos con las protestas: "¿Por qué van desnudos?"
Una visitante se atrevió incluso a bailar y cantar mientras los manifestantes gritaban "basta ya de maltrato animal"
Las decenas de turistas que llegaban ayer al mediodía a la plaza de Cort se encontraron con una estampa inesperada. Mientras unos 60 activistas se manifestaban contra las corridas de toros en Palma al grito de "Mallorca es antitaurina", "la tortura no es arte ni cultura" y "España, dejad de pagar para ver crueldad", los visitantes se iban agolpando junto al olivo centenario ―el único punto con sombra que no estaba ocupado por una terraza― sin entender exactamente qué estaba pasando.
Una mujer italiana procedente de un crucero preguntaba a su acompañante en un perfecto inglés "por qué van desnudas". La amiga deleitaba a su conocida con una respuesta totémica: "Hace mucha calor". Minutos antes los organizadores habían explicado, en castellano, que se trataba de una acción para "ponerse en la piel" de los toros cuando entran en la plaza.
Muchos de los recién llegados tenían serios problemas para fotografiar la fachada de Cort, que era su prioridad, por lo que optaron por su segunda opción: inmortalizar la protesta. Algunos preferían hacerlo desde la distancia, con cautela, mientras que otros se ponían justo enfrente de los manifestantes, por delante incluso de los fotógrafos de los medios.
En un momento dado, una pareja llegó a la plaza y sacaron sendos móviles para dejar constancia de que habían estado allí. Incluso ella consideró que era buen momento para bailar y cantar mientras los activistas gritaban "basta ya de maltrato animal". Hecha la foto y vivida la experiencia, tocaba seguir hacia la plaza Mayor bajo una indisimulable satisfacción por lo vivido.
También hubo tensión entre animalistas y conductores de calesas. Cuando estos últimos pasaban cargados de turistas —todos sacaban el móvil para fotografiar la escena—, los manifestantes recriminaban a los cocheros que siguieran con esta práctica a pesar de que los termómetros marcaban cerca de 40 grados. Alguno decidió contestar con un toque de bocina, un gesto que provocó la risa de los turistas sentados en la calesa. La contestación de los antitaurinos no tardó en llegar: «Asesino de caballos».
La protesta sirvió para que una pareja discutiera sucintamente sobre la idoneidad de manifestarse contra las corridas:
-No tiene sentido divertirse viendo morir a un toro.
-Yo prefiero no opinar porque no tengo formación sobre esto.
Cuando la protesta estaba a punto de finalizar, una familia americana formada por cinco personas se acercaba cautelosa al lugar donde estaban los medios. El padre decidía sacar el móvil con lentitud, en un gesto que demostraba una inseguridad evidente, para inmortalizar el momento mientras comentaba la situación con su hijo mayor: "Papá, ¿para qué quieres la foto?".
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