OPINIÓN

Mayoría absoluta contra Campos

Matías Vallés

Matías Vallés

Jorge Campos no solo es el político peor valorado de Balears, sino que genera más rechazo dentro de Vox que fuera de las almenadas murallas de la ultraderecha moderada. La euforia entre los diputados autonómicos de su lista, al saber que la primera medida del liderito consistía en huir a esconderse en Madrid, era ayer incluso superior a la existente en el seno del PP. Es superfluo detallar el sentimiento de la izquierda, pero ni sumando toda la animadversión enumerada se alcanza la antipatía que Fulgencio Coll siente hacia el fugitivo que ahora parte a salvar España.

Con el factor adicional de que Coll obtuvo en Palma resultados superiores en ocho puntos a los cosechados por el perdedor que se refugiará en Madrid. La mayoría absoluta contra Campos está abonada por su incapacidad negociadora. Quiso arrojar a la basura los 62 mil votos de Vox, tan dignos como los recibidos por cualquier otro partido (Pablo Iglesias dixit en el Congreso). La caricaturesca negociación postelectoral en Cort confirma la esterilidad del voto a los tardofranquistas, por culpa de sus dirigentes regionales. 

Un tal Santiago Abascal insiste con frecuencia en que no deben votar a Vox quienes pretenden que los ultras entreguen sus votos al PP. Pues bien, Campos regaló los sufragios en las negociaciones de entidad libradas hasta ayer mismo, por lo que debe recomendar a sus cada vez más escasos votantes que apoyen directamente a las candidaturas de Feijóo. La corrección radical que de momento garantiza la presidencia del Parlament a Vox, ha llegado tras el destierro de su número cero, que no firma las actas. Los segundones han salido respondones.

Después de cuatro años sesteando en el Parlament sin que se le conozca una sola iniciativa digna de su patriotismo huero, Campos no ha calculado el descrédito en que su pereza ha sumido a sus huestes. Es decir, el cabeza de lista de Vox da por descontado que su espantada a Madrid le ganará un acta de diputado. La ecuación básica de los ocho diputados baleares es 4(PP) - 3(PSOE) - 1(Vox). Sin embargo, el auge de los populares y el descrédito que conllevan personajes como Campos, ya demostrado en las autonómicas, no descarta un simplificado 5(PP) - 3(PSOE). Sería sin duda la respuesta merecida a la poco honorable evasión. Mallorca respira desde hoy más tranquila, Madrid tiene otro problema. 

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