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Josep Santacreu: "No hay planeta B y el peor sitio del Polo o el desierto es mejor que Marte"
«Para Mallorca el cambio climático puede ser una oportunidad: el viajero futuro va a ser muy exigente en temas medioambientales»
Licenciado en Medicina y doctor en Administración de Empresas, el doctor Santacreu presenta hoy a las 19.30 horas en la librería Lluna de Palma su primer libro, ¡Plántate!, un ensayo sobre la crisis energética y medioambiental actual.
¿Qué podemos hacer individualmente para revertir el cambio climático?
Yo sugeriría dos medidas complementarias y necesarias. La primera, averiguar cuál es nuestra huella de emisiones y proceder a un cambio de hábitos para reducirla. Por ejemplo no viajando en avión por la península si puedes hacerlo en tren. O moverte en bicicleta o andando en lugar de hacerlo en vehículos que consumen combustibles fósiles, proteger la biodiversidad... La segunda sería votar a aquellos representantes políticos más serios y comprometidos para hacer frente a esta emergencia climática.
¿Tiene autoridad el primer mundo para decir ahora a los países emergentes cómo deben crecer?
No, no tenemos autoridad moral. Pero aunque somos los máximos responsables de lo que está pasando, todos estamos en el mismo barco, en el mismo planeta. Por eso debemos ayudarles a conseguir que se desarrollen con un modelo bueno, con energías renovables, con viviendas sin emisiones... En definitiva, ayudarles a desarrollar su economía y sus sociedades con un modelo nuevo. Tenemos una deuda histórica con los países que no han emitido nada y sufren ahora las peores consecuencias del calentamiento global.
¿Y una solución científica para mitigar las emisiones?
Hay que recurrir a la Ciencia, a la empatía y a la solidaridad. Porque no hay un planeta B y el peor sitio del Polo o del desierto es mejor que Marte. Si la India o África se desarrollan como nosotros o como China en los últimos veinte años, no hay solución para ninguno de nosotros.
¿En qué momento nos encontramos?
Estamos en una fase de aceleramiento de la crisis climática. Y hay algunos elementos de nuestro entorno que no sabemos calibrar qué consecuencias van a tener. Como el acelerado deshielo de los polos, los cambios en las corrientes oceánicas y el calentamiento del Océano. O qué pasará con la liberación masiva del dióxido de carbobo del permafrost de Siberia o el norte de Europa. Todos ellos son factores nuevos que pueden acelerar el cambio climático.
¿Cómo puede sobrevivir una isla frágil como Mallorca a la llegada de millones de turistas en avión que consumen además mucha agua y energía?
Ser una isla tiene inconvenientes pero también ventajas porque algunas buenas prácticas se pueden implantar más fácilmente. Además, el visitante del futuro va a ser muy exigente en temas medioambientales. Va a pedir que sus vacaciones no emitan. Por eso es una oportunidad que tiene Mallorca, la de enarbolar que es un destino de calidad, de sostenibilidad a largo plazo. Serán viajes de estancias más largas. Es una barbaridad el modelo actual de fin de semana, de voy a una discoteca y vuelvo al día siguiente. Hay millones y millones de europeos preocupados por este tema.
¿Es el ser humano la especie más letal para este planeta?
Sin lugar a dudas. Hace 12.000 años había cinco millones de seres humanos que sobrevivían como podían cazando o recolectando. En esos momentos había 6 billones de árboles, 1,2 millones por cada ser humano. En estos momentos la población mundial asciende a 8.000 millones de personas y nos hemos cargado la mitad de los bosques del planeta reduciendo por tanto a la mitad su capacidad de captación de CO2. Ahora tan solo hay unos 400 árboles por cada persona. Somos la peor especie del planeta, que estaba antes y seguirá después de los humanos.
Nuestra salud también se ve afectada por el cambio climático...
Sí, no solo provoca la desaparición de especies y la pérdida de biodiversidad. En este siglo XXI habrá más olas de calor y más enfermedades trasmisibles por el cambio de los patrones geográficos. Se estima que viviremos dos años y medio menos de media por la contaminación atmosférica. Y siete de las cincuenta millones de muertes anuales se producen por el uso de combustibles fósiles. Por el efecto invernadero que provocan en las capas altas de la atmósfera y por los componentes químicos que generan y que se quedan a nuestro nivel, respirándolos.
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