OPINIÓN
No nos juzguen por nuestro aeropuerto
Nunca se sabe quién estará leyendo esto, así que lanzaremos un mensaje en esta botella con destino a los foráneos. «No nos juzguen por nuestro aeropuerto», ni siquiera los mallorquines somos tan bárbaros como una institución en la que una veintena de pasajeros de un Casablanca-Estambul invaden las pistas sin que conste ni una destitución.
Tengan un poco de paciencia, no se dejen guiar en su concepto de Mallorca por un aeropuerto donde un taxista persigue a una familia que ha contratado a un conductor de microbuses, el cual presuntamente reacciona con violencia. Aunque vista la hostil recepción que han tenido les parezca inverosímil, Palma no es una ciudad sin ley porque se paralizan salvajemente los taxis que aquí no son servicio público sino privado.
Por si necesitan un gesto solidario, los palmesanos sufrimos durante meses la ausencia de los taxis que se negaron a atenderles. De nuevo, las fuerzas policiales se enzarzaron en una lucha de competencias en el aeropuerto, se reservan para acusar falsamente a independentistas de cotillón. Entendemos que la vergüenza recaiga sobre toda Mallorca, porque ninguna autoridad municipal o gubernativa hace lo más mínimo para zanjar estas escenas bochornosas.
Cada sector tiene la imagen que se merece, pero quién protege al resto de los ciudadanos. No nos atrevemos a mentirles que Son Sant Joan vivió una exabrupto inesperado, porque se veía venir, pero hay gobernantes que no espabilan ni en vísperas de las elecciones. Y pregúntense por el silencio al respecto de la derecha, estos al menos saben quiénes son sus votantes.
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