Reducir la presión demográfica, clave para conservar el mar Balear

Representantes de diferentes sectores empresariales y sociales participaron en el tercer coloquio del ciclo ‘La mar a debat’ organizado por Club Diario de Mallorca y Fundació Marilles | Se abordó el papel de la presión demográfica y la actividad económica en la degradación del litoral

Aniol Esteban, director de Fundació Marilles, Maria Gibert, gerente de HABTUR; Jorge Forteza, vicepresidente de ABINI; Catalina Alemany, directora de responsabilidad social corporativa del Grupo Riu; Sandra Espeja, Fundació Marilles; y Celestí Alomar, representante del Fòrum de la Societat Civil.

Aniol Esteban, director de Fundació Marilles, Maria Gibert, gerente de HABTUR; Jorge Forteza, vicepresidente de ABINI; Catalina Alemany, directora de responsabilidad social corporativa del Grupo Riu; Sandra Espeja, Fundació Marilles; y Celestí Alomar, representante del Fòrum de la Societat Civil. / Redacción

Redacción

Solo con el consenso y una estrategia definida podrán ponerse las bases para construir un nuevo modelo económico que sea más respetuoso con el territorio en general y el medio marino en particular. El tercer debate del ciclo La mar a debat, organizado por Fundació Marilles y Club Diario de Mallorca se centró precisamente en explorar cuál es la situación del archipiélago en los planos económico y demográfico y qué soluciones y compromisos pueden aportar los sectores implicados. 

Cap a un canvi de model econòmic i demogràfic fue el título bajo el cual fueron convocados los invitados a este coloquio, celebrado el pasado miércoles, que busca centrarse en propuestas para avanzar en sostenibilidad. Maria Gibert, gerente de HABTUR; Jorge Forteza, vicepresidente de ABINI; Catalina Alemany, directora de responsabilidad social corporativa del Grupo Riu, y Celestí Alomar, representante del Fòrum de la Societat Civil, compartieron la mesa redonda que fue moderada por Sandra Espeja, Fundació Marilles. 

Es posible conseguir la prosperidad económica y un mar en excelente estado de conservación

Aniol Esteban, director de Fundació Marilles, fue el encargado de contextualizar el debate que se iniciaría tras su intervención. Esteban apuntó que Marilles cree que es posible conseguir la prosperidad económica y un mar en excelente estado de conservación Esteban definió como prioritario para alcanzar este objetivo la gestión de la presión demográfica y unos sectores turístico e inmobiliario proactivos en conservación. Destacó el hecho de que «hay una asimetría entre los beneficios que nos da el mar y lo que se invierte en su conservación». Los datos apuntan a una creciente presión demográfica tanto en lo que se refiere a la población de residentes (un 33% más en los últimos 20 años) y la estacional, con un incremento del 25%. También ha aumentado la llegada de cruceristas, el numero de vehículos, la construcción en el primer kilómetro de costa y un aumento de la demanda eléctrica del 75% en los meses de julio y agosto. «Todo ello en un contexto de emergencia climática donde solo en 2022 ha habido cinco olas de calor marinas». Sin embargo, Esteban también mencionó las medidas que se han implementado para frenar estas tendencias como la limitación en la llegada de cruceros, moratoria de plazas hoteleras o los planes de ordenación del suelo urbanizable. Así mismo reconoció que los planes de sostenibilidad han entrado en las empresas turísticas y que se empieza a priorizar la calidad por encima de la cantidad. Finalmente, el también biólogo estableció algunos de los asuntos que se debatieron más tarde en la mesa como el control de la oferta ilegal, la adecuación de la capacidad de carga ecológica y física de las islas, los mecanismos para regular la entrada de visitantes, la compra de vivienda por parte de no residentes, el impacto de las contabilidad ambiental y social y la implicación de los sectores económicos en conservación.

Tras la intervención de Aniol Esteban, los participantes en la mesa redonda respondieron a la primera cuestión lanzada por Sandra Espeja sobre si hay saturación en Balears. «Es evidente que sí, el turismo satura y ocupa», apuntó Maria Gibert. «Habtur siempre ha estado a favor de la limitación de plazas turísticas, pero no de que esta limitación sea solo a costa de nuestro sector», aclaró Gibert. 

Jorge Forteza coincidió en que «es un problema porque no hemos sabido adaptar las infraestructuras a este incremento». Forteza añadió que «desde nuestro sector la saturación se ve como algo real y hay un problema serio de acceso a la vivienda de difícil solución que necesita de la iniciativa público privada». Por su parte Catalina Alemany anotó que «los datos demuestran que hay saturación y el residente es el primer damnificado, pero también el sector turístico». En este sentido Alemany resaltó que la experiencia turística se ve perjudicada por la presión demográfica. «Es un problema complejo que requiere soluciones complejas. Hay que tomar medidas y tiene que haber consenso, pero nadie quiere ceder. No cabemos todos y éste es un discurso que hemos liderado. Nos falta valentía y generosidad», razonó. 

«No podemos hablar de decrecimiento si no hablamos de diversificación hacia sectores que aporten más valor y trabajo de calidad», dijo Celestí Alomar. No obvió la dificultad de resolver esta cuestión, pero consideró que para abordar esta transición «es necesaria una estrategia y un diálogo a nivel de país, pensar en función de este bien. Tenemos obligación de tener una estrategia porque el mercado sí sabe lo que quiere de Balears: es una marca de éxito y un objeto a explotar», argumentó. 

Se debatió la idoneidad de limitar la llegada de visitantes y frenar la saturación

La mesa también tuvo la oportunidad de debatir una cuestión controvertida como el impacto del transporte y la posible limitación en la entrada de visitantes. «Limitar es imposible porque la libre circulación de personas es la base de la Unión Europea», recordó Alomar quien mencionó los cambios de uso y el esponjamiento como posibles soluciones. Catalina Alemany opinó que «es más difícil limitar la entrada de personas que la venta de viviendas a extranjeros». Por ello se mostró partidaria de condicionar los usos turísticos que se puedan realizar: «Nos merecemos turistas que no nos falten al respeto y el principal perjudicado de este tipo de visitante es el residente» dijo refiriéndose del turismo de excesos. Entre las ideas que se lanzaron respecto a la saturación d las carreteras se mencionó la necesidad de mejorar el transporte público, tal y como señaló Maria Gibert. Por su parte Jorge Forteza subrayó que «tarde o temprano habrá que limitar la entrada de vehículos y habrá que empezar con los de alquiler». 

Poner coto a la oferta ilegal

En cuanto a la oferta ilegal de plazas Maria Gibert se manifestó en contra de «esta lacra que perjudica al sector». Relató que desde Habtur se están presentando denuncias de oferta de alquiler vacacional ilegal, pero que por el momento «ninguna de estas denuncias ha sido notificada». Catalina Alemany introdujo el concepto de fast tourism para describir el cambio de usos turísticos que se ha dado en los últimos años: «Consumimos de forma rápida una experiencia turística». Resaltó que contabilizar el número de pernoctaciones no refleja la realidad del impacto ya que «no es lo mismo un turista que pasa dos semanas en un establecimiento que uno que pasa tres días». Es decir, menos pernoctaciones implican un mayor número de turistas, con todo lo que ello conlleva. Además de aumentar las inspecciones para controlar la sobre explotación de las plazas, Celestí Alomar se mostró partidario de introducir un elemento nuevo: el índice de obsolescencia que se calcularía a partir de datos como la sobre explotación, las emisiones de CO2, las condiciones laborales, la comercialización o la contabilidad medioambiental.

Un compromiso con el mar

«¿Estaría dispuesto a dar voz y fondos para mejorar la conservación del mar y potenciar más áreas marinas protegidas?», así fue como Sandra Espeja quiso cerrar el debate, buscando el compromiso de los participantes en la conservación del mar Balear. «No tenemos proyectos ambientales, pero los pondremos en marcha. Hay cadenas hoteleras que ya se han posicionado a nivel de responsabilidad social corporativa y de propósito empresarial», admitió Catalina Alemany. «El medio marino nos da de comer, es un recurso para todos, pero no nos sentimos responsables de su cuidado», lamentó Alemany. En este sentido abogó por una cambio de mentalidad y admitió que «el empresario balear no tiene una cultura filantrópica». 

Jorge Forteza coincidió en la necesidad de comprometerse con la conservación del mar y refirió que la tendencia está cambiando. «Desde nuestra asociación ayudaremos en lo que haga falta». Maria Gibert estuvo de acuerdo en «ser un altavoz» de la causa conservacionista aunque matizó que sus asociados no tenían capacidad para poner en marcha proyectos de envergadura, a diferencia de las grandes empresas turísticas.

Finalmente, Celestí Alomar estuvo de acuerdo en que ha habido un cambio de mentalidad respecto a la importancia de proteger el medio. También señaló que «el mar y la costa son un elemento estructural de nuestra economía. Este elemento tiene un valor comercial y se ha olvidado el valor estructural. Lo utilizamos para poner chiringuitos o dar concesiones públicas en las playas. Darle ese valor estructural significa amarlo». 

El próximo 26 de abril tendrá lugar en el Club Diario de Mallorca el cuarto y último coloquio del ciclo La mar a debat. En esta jornada final se abordarán las propuestas y el compromiso político con la conservación del medio marino.