Un macrobrote a causa de una cadena de errores. Un macroerror que afecta a miles de personas (y subiendo) de 11 CCAA ( y subiendo) por autorizar algo que no tiene ningún sentido que lo esté cómo son los viajes de estudios en tiempos de pandemia. El problema es que retirar la mascarilla, quitar medidas de prevención, reabrir ocio nocturno y organizar viajes multitudinarios, y unirlo a una variante delta mucho más transmisible, es la receta para que se haya ocasionado un macrobrote.

Una cadena de errores que empieza cuando una empresa organiza la venida de miles de jóvenes a Mallorca, primer error con el consentimiento de las autoridades que no hicieron nada ante ello. La previsión indicaba que 4.000 estudiantes procedentes de varias comunidades autónomas se alojarían en 20 hoteles ubicados en s’Arenal-Platja de Palma y Magaluf. Las cifras se alteraron con grupos que organizaron la expedición por su cuenta.

Y que sigue con el error de la compañía de ferrys organizando un viaje con fiesta en el barco y sin las medidas necesarias. Los ferry que salían desde Denia y Valencia carecieron de controles en el uso de las mascarillas ni en las distancias de seguridad durante las siete horas de travesía.

Que continúa a la llegada a los hoteles con grupos grandes esperando para hacer el checking sin las garantías adecuadas. Y que continuaron en las fiestas en las habitaciones de los hoteles o en los aledaños con miles de jóvenes haciendo botellón. Las fiestas que se organizan en los hoteles y en barcos incrementaron de forma importante el riesgo.

Que se incrementa con las conciertos sin los adecuados controles. El 15 de junio se llevó a cabo un concierto en la plaza de toros de Palma donde no se respetaba la distancia de seguridad ni se usaban mascarillas.

Muchos errores por parte de la empresa organizadora, de los jóvenes (que algunos de ellos actuaron sin responsabilidad individual ni grupal) y sus padres y madres que aceptaron que vinieran, de los hoteles que no favorecieron un cumplimiento adecuado de las restricciones actuales, de las empresas organizadoras de los conciertos (y de algunas salidas en barca), de la policía local y nacional ante su pasividad ante las situaciones vividas en la calle, de ….. y también de las autoridades locales, por no actuar preventivamente en un entorno donde el propio Govern, a través de la conselleria de Educación había denegado a su profesorado la posibilidad de organizar viajes de estudios.

Necesitamos acciones preventivas adecuadas. Necesitamos cuarentenas informadas. Necesitamos controles previos. Necesitamos actos bajo control. Necesitamos actuaciones claras ante los botellones. Necesitamos hablar CON los jóvenes para actuar de forma decidida y adecuada antes de que ocurran estos errores. Y necesitamos aprender de los errores para que no vuelvan a suceder en este verano que empieza marcado por este macroerror.

Un macrobrote que ha puesto de nuevo en acción a los equipos de Salud Pública de todas las CCAA que trabajan en hacer cribados y dar seguimiento a los focos, a partir del contagio en Mallorca. Y con ello el trabajo de los equipos de rastreo para afinar el seguimiento de los contactos intrafamiliares y de los contagiados, que en su mayoría son leves o asintomáticos.

Todo lo que ha sucedido durante los últimos días en Mallorca con este macrobrote lleno de errores de unos y otros, nos recuerda que la pandemia sigue aquí y que todo el mundo se puede contagiar, y más si no cumple las restricciones mínimas. Por eso es muy importante cumplir las medidas de protección individual y que cada persona actúe com responsabilidad. El alcohol no puede nublar la vista de unos y otros a la hora de actuar, ni puede favorecer de una forma tan importante el número de personas contagiadas. La salud pública necesita de conversaciones para que los protagonistas del macrobrote nos ayuden a encontrar la solución.