Los antiguos archivos médicos de Son Dureta y del Hospital General (conocido como La Sang) se podrán utilizar para investigar las tramas del tráfico de niños y de los bebés robados en los años 60 y 70 en Mallorca, en plena dictadura franquista. Tal y como adelantó el pasado domingo este periódico, el Govern a través de la Ley de Memoria Histórica quiere profundizar en estas investigaciones para que las víctimas que así lo deseen puedan conocer sus orígenes biológicos.

Unas tramas de las que en la isla se conocen unos 90 casos, de los cuales unos 15 son hijos de madres de la península a quienes trajeron a parir a Mallorca y luego las obligaron a renunciar a su hijo para posteriormente venderlo.

La consellera de Cultura y Participación, Fanny Tur, mantuvo una reunión con la consellera de Salud, Patricia Gómez, para explicarle la iniciativa de las investigaciones de los bebés robados al considerar que son víctimas de la dictadura. Tur le planteó la posibilidad de poder utilizar los archivos de los hospitales públicos en funcionamiento en aquella época, con el objetivo de que los investigadores puedan consultar las historias clínicas. Según fuentes del Govern, Gómez dio su beneplácito, siempre y cuando no se vulnere la Ley de Protección de Datos o bien la investigación venga avalada por un organismo judicial o administrativo. En este caso, una orden basada en la Ley de Memoria Historia debe permitir poder consultar los historiales clínicos de los partos.

El principal escollo, según reveló Miquel Morro, presidente de la Asociación Orígenes, es que a principios de los años 80 se registro un incendio en los archivos de Son Dureta y muchas de las historias clínicas que ahora serían de gran valía para la investigación pueden haber desaparecido por los efectos de las llamas. De todas formas, se consiguió salvar una parte importante de los documentos de los años 60 y 70 que pueden servir.

Para los investigadores de estas tramas de tráfico de niños o bebés robados es fundamental poder contar con los archivos de los hospitales públicos que estaban operativos en aquella época, ya que es del todo imposible el acceso a los historiales clínicos de los centros sanitarios privados o de órdenes religiosas.

Desde la conselleria de Salud explicaron que los archivos de las historias clínicas son utilizados por la Administración de Justicia o la Policía para sus investigaciones judiciales.

Dificultades de la investigación

Los más de 40 años que han transcurrido de los hechos y la falta de documentación y de pruebas hace que las investigaciones de estos casos sea muy difícil. De hecho, hasta el momento la casi totalidad de denuncias interpuestas han sido archivadas por la Justicia por falta de pruebas. La mayoría de las víctimas saben que fueron bebés robados porque sus padres adoptivos o algún familiar se lo confesaron ya de mayores, pero la falta de documentos y de nombres hace del todo imposible poder iniciar las pesquisas. Ante esta situación, es fundamental la información de los historiales clínicos.

El caso de Miguel Morro es uno de los pocos que ha podido tener una base documental que le ha permitido rastrear sus orígenes y, gracias a ello, ha contado con la ayuda de la Policía Nacional. Como explicaba Morro el pasado domingo en este periódico, él encontró un recibo con el coste que pagaron sus padres adoptivos y un documento con el nombre de su madre biológica que renunciaba a su hijo el mismo día del parto. Morro, con estos documentos, inició el rastreo de su pasado hasta que encontró en Córdoba a su madre biológica. Una mujer que vino a tener a su hijo a Mallorca y con total seguridad poco después de haber dado a luz se volvió a su tierra cordobesa, donde empezó una nueva vida.

Una vía de investigación, según relatan desde Orígenes, es que la mayoría de familias adoptivas vendían una propiedad o una casa para poder comprar al niño, siempre pocas fechas anteriores a adquirir al bebé. Ello puede servir para esclarecer el origen de estas personas si se cotejan con los historiales clínicos.

En Mallorca se conocen unos 90 casos de niños robados, donde se le decía a la madre que el bebé había muerto. Unos 15 son de tráfico de niños con mujeres traídas a propósito de la península. No obstante, muchas víctimas no quieren investigar su origen por temor a perder la herencia de los padres adoptivos.