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IX legislatura

El sector turístico asume la ecotasa como inevitable y solo luchará por su diseño

La reunión celebrada en Caeb fija como prioridad que el tributo sea finalista para mejorar infraestructuras y medio ambiente

Los empresarios turísticos no descartan el pago de la ecotasa pero reclaman que sea finalista para beneficiar a los visitantes. M. Massutí

El sector turístico no va a dar la batalla para evitar que se implante de nuevo la ecotasa, tras asumir que este impuesto parece inevitable, y va a centrar todos sus esfuerzos en conseguir que su diseño sea lo menos doloroso posible para el sector. De este modo, una exigencia se plantea como fundamental: tiene que ser una carga fiscal finalista, de forma que lo recaudado revierta en el sector, mediante su uso para financiar la recuperación de zonas maduras, infraestructuras como las depuradoras, o la conservación medioambiental.

Esa fue la principal conclusión que se alcanzó por la comisión de turismo de la patronal Caeb, en la reunión que se celebró el pasado lunes en la sede de esta organización empresarial y en la que participaron representantes de los hoteleros, restauración, agencias de viajes, salas de fiestas, transportistas, y grandes yates, entre otros. Y aunque no se oculta la preocupación existente ante los cambios que pueden llegar de la mano de un Govern de izquierdas, por ahora se optará por estar "a la expectativa" para ir analizando las medidas que se puedan tomar. De esta forma, se acordó mantener más reuniones periódicas, la próxima dentro de dos semanas.

Un aspecto en el que coinciden la mayoría de los asistentes al citado encuentro es que no tiene sentido dar la batalla para intentar evitar este impuesto cuando Més lo ha planteado como una de las propuestas 'estrella' de su programa electoral, y Podemos también ha mostrado su predisposición a aplicarlo. Solo el PSOE se ha mostrado "tibio" en este punto, al considerar que el impuesto solo deberá implantarse en el caso de que no se consiga mejorar la financiación autonómica de Balears.

Así, las exigencias empresariales se moverán en otros niveles, y uno de ellos es que el peso de esta mayor presión fiscal no recaiga solo sobre el sector hotelero y sus clientes. En este sentido, se pone de relieve que la aplicación del impuesto tiene que hacerse de tal forma que sea abonado por el conjunto de los turistas, incluidos los que apuestan por el alquiler de viviendas para alojarse en las islas.

Este punto sirve también a algunas patronales para reclamar que se regule la comercialización de apartamentos turísticos, a lo que se ha venido oponiendo el Govern saliente. El argumento es que así se facilitará que aflore este tipo de oferta, lo que permitirá cobrar esta tributo a los turistas que hacen uso de ella. No se oculta, sin embargo, que para sectores como la restauración o el comercio la llegada de visitantes a través de viviendas de alquiler les benefician, por ser un tipo de cliente que realiza buena parte de su consumo en ese tipo de negocios, de ahí que se respalde sin disimulos la regulación del alquiler de las viviendas plurifamiliares destinadas a los turistas.

Pero como se ha indicado, la principal reivindicación es que "si el dinero sale de la actividad turística, debe beneficiar también al visitante que lo paga". El argumento que se plantea es que la tasa que se cobra en Barcelona "no ha provocado ningún descenso en su cifra de visitantes", pese a que se apuntan las diferencias entre este tipo de turismo, más relacionado con actividades económicas y de estancias más breves, frente al de Balears, más familiar y que permanece en las islas al menos durante una semana". Pero el fallo que se ve al tributo catalán es que "va a parar a la caja común", y en el archipiélago lo que se quiere es que se destine a inversiones que favorezcan la actividad turística.

Obviamente, también se pone sobre la mesa la necesidad de que las cantidades que se reclamen a los visitantes sean razonables, y en este aspecto se recuerda que hay clientes especialmente sensibles al tema del precio, como los que se decantan por la oferta del 'todo incluido', por lo que se defiende que el afán recaudatorio debería de ser moderado.

Evitar tensiones innecesarias

Un aspecto destacado por buena parte de los asistentes es que, al menos como planteamiento inicial, es conveniente que las negociaciones con el futuro Govern sobre la posible implantación de la ecotasa se mantengan dentro de unos cauces de moderación. "Lo que no puede ser es que vuelva a suceder lo mismo que durante el primer mandato de Francesc Antich, en el que se mantuvo tensionada toda una legislatura por un impuesto que al final solo se aplicó durante medio año", apunta uno de los asistentes a la reunión del lunes, mientras que otro considera que no es bueno generar una alarma excesiva en los mercados emisores con mensajes catastrofistas sobre el impacto que la ecotasa puede tener, y se insiste en el argumento de que "los empresarios también aprendemos de nuestros errores".

Por ello, se plantea inicialmente una línea de negociación y de "mucho diálogo" con el nuevo Ejecutivo autonómico, pero "sin organizar demasiado ruido".

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