Presidente de la Asociación de Empresas Náuticas de Baleares (AENIB)

Jaume Vaquer: «La Conselleria del Mar favorecerá que tengamosun interlocutor en lugar de cuatro»

Jaume Vaquer | Presidente de la Asociación de Empresas Náuticas de Baleares (AENIB). Nacido en Porto Cristo en 1963, ocupa el cargo desde 2017. Toda su vida ha estado vinculado a la empresa familiar de reparación y mantenimiento de embarcaciones de madera, como también lo están su hijo y su hija. Además de la náutica, a Vaquer le gustan los deportes de motor y el senderismo.

Jaume Vaquer lleva toda su vida vinculado profesionalmente al sector náutico | Manu Mielniezuk

Jaume Vaquer lleva toda su vida vinculado profesionalmente al sector náutico | Manu Mielniezuk / toni traveria

¿Cuándo y por qué se constituyó AENIB?

AENIB tiene una historia que se remonta a 1982. Una serie de empresarios locales, coincidiendo con la celebración de la feria Alcudiamar, pusieron las bases de lo que sería en un futuro próximo la Asociación. Al principio tuvo una actuación tímida por factores varios. Tomó mucho impulso cuando Tomás Garrido estuvo como presidente de la Cámara de Comercio y, a principios de los años noventa, propuso a Margarita Dahlberg, que estaba en una comisión de la propia Cámara, que se ocupara de la Asociación. Inicialmente, AENIB estaba en el seno de PIMEM, pero por motivos varios se decidió integrarse en CAEB, donde nos sentimos bien tratados y atendidos.

¿A cuántas empresa representa?

La Asociación representa a más de un centenar de empresas, que pertenecen a todos los sectores náuticos: astilleros, fabricantes de velas, distribuidores de material náutico, escuelas de formación náutica, elecctrónica y metalurgia, entre otros. Los propios estatutos establecen que cualquier empresa de los ámbitos industrial y comercial tiene cabida en la Asociación, con la excepción de puertos, marinas y actividades subacuáticas. Desde AENIB intentamos atender sus demandas y reivindicaciones para intentar encontrar las soluciones más adecuadas para todos nuestros socios.

¿En qué momento se encuentra el sector náutico en Baleares?

El náutico es un sector maduro, con un historial y una trascendencia indudables, con muchos éxitos cosechados. El sector náutico balear ha sido la cuna en la que se ha formado la industria náutica a escala nacional, sobre todo en lo relativo a aspectos como el mantenimiento y la reparación de embarcaciones de gran eslora. Estas embarcaciones llegaron a Mallorca por dos motivos esenciales. En primer lugar, por las instalaciones existentes en su momento; en segundo término, por la calidad de los servicios y las empresas aquí instaladas. El efecto llamada en toda España y la demanda derivada de la misma fue tal, que se llegó a saturar la estructura industrial de las Islas: no se daba abasto. En este sentido, el momento más álgido se produjo en 2013.

«El sector náutico balear ha sido la cuna en la que se ha formado la industria náutica a escala nacional»

¿Por qué motivo? ¿Qué ocurrió en 2013?

Ese año se modificó una Ley que eliminó la obligatoriedad de disponer de impuesto de matriculaciones a las embarcaciones de alquiler, lo cual no pasaba por ejemplo con los coches de alquiler, si se compara el sector náutico con el de la automoción. Hasta entonces, todas las embarcaciones de chárter de más de 15 metros estaban obligadas a pagar esos impuestos para operar en aguas nacionales y desarrollar su actividad empresarial. Hasta esa fecha, las embarcaciones de chárter no se acercaban a España. Gracias al trabajo de lobby, y junto a la Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN), se consiguió modificar la Ley y la consiguiente eliminación del pago de impuestos se generó un auténtico boom de llegadas de este tipo de embarcaciones de todo el arco mediterráneo. Muchos de los barcos que hasta entonces pasaban el invierno en el Caribe para hacer su temporada invernal llegaron a Baleares para llevar a cabo sus labores de mantenimiento. La saturación de las empresas locales provocó que los propios fabricantes de las embarcaciones llevaran a Mallorca parte de su plantilla para ayudar al mantenimiento de las embarcaciones de su marca. Antes de que todo ello sucediera, me consta que AENIB, a través de Margarita Dahlberg, ya luchaba junto al Ministerio para articular una Formación Profesional que pudiera dar cobertura a la demanda del sector.

¿Cuáles son, en todo caso y a día de hoy, las fortalezas y las debilidades del sector?

La realidad actualmente es que a menudo empresas locales se ven en la necesidad de emigrar a centros de mantenimiento de Francia o de Cataluña. ¿Por qué? Pues que aquí se encuentran con dificultades por la falta de espacio y de instalaciones para poder operar. Por otra parte, también hemos constatado claramente cómo han aumentado los precios de los servicios y, sobre todo, los cánones que la Administración cobra por el uso de las instalaciones náuticas. La parte positiva de este auge es que ha ayudado a elevar, si cabe, el nivel de calidad y de profesionalidad de las empresas aquí instaladas, entre las que se suman algunas que, siendo referentes internacionales, han llegado a Baleares desde el extranjero y se han integrado perfectamente.

Mallorca siempre ha adolecido de falta de puestos de amarre. ¿Cómo está en la actualidad esta cuestión?

La cuestión de la falta de amarres sigue siendo un problema. La última ampliación fue en Port Adriano, en 2011. Con esta salvedad, en los últimos 30 años no se ha registrado ninguna creación de puerto deportivo ni aumento de las plazas de amarre. Creo que antes de crecer en este sentido, cabría hacer un poco de gestión por parte de la Administración y de las instalaciones náuticas, con la participación de los armadores de las embarcaciones. Hablamos de una mesa de tres patas. El primer interesado tiene que ser el armador de la embarcación, puesto que la gran mayoría la usan muy poco durante el año, pero pagan el amarre para todo el año. Si se les compensara por dejar a su barco en tierra -en una esplanada o en una nave- sería positivo porque liberarían puestos amarre. Entiendo que la Administración debería apoyar esta opción, pero ocurre que a día de hoy no se contempla que un mismo amarre pueda tener un doble uso. Por tanto, cabe que se modifique el sistema legal al respecto. Y en cuanto a los gestores de las instalaciones, marinas o puertos deportivos, tendrían que gestionar los puntos de amarre como si de un hotel se tratara. De esa forma, la falta de amarres se podría no eliminar, pero sí reducir sensiblemente. En todo caso, la temporada es la que es y será imposible contentar a toda la demanda. A más largo plazo, cabría adaptar los espacios disponibles, incentivar o facilitar la instalación de marinas secas (serían muy útiles para embarcaciones pequeñas y de uso limitado a lo largo del año).

«Los navegantes locales están concienciados para tener un comportamiento escrupuloso en el mar»

¿Cómo valoran que el nuevo Govern haya constituido la nueva Conselleria del Mar y del Ciclo del Agua?

Desde el sector hemos celebrado el simple hecho de que se pensara en esta iniciativa, convertida en realidad por el actual Govern. Sabemos que no tendremos resultados inminentes, porque hablamos de una Conselleria de reciente creación, sin recursos, y que requiere situarse en su espacio. Desde el sector, de alguna forma, hemos visto cómo nuestras reivindicaciones, que se remontan a mucho tiempo atrás, han sido atendidas. Nos hemos reunido ya con el equipo de la Conselleria, en lo que fue una presentación de buenas voluntades, pero aún no hemos empezado a exigir resultados. Valoramos como muy positivo que las empresas del sector y la propia Asociación podamos dirigirnos a una sola Conselleria en lugar de a cuatro como ocurría. Tener un solo interlocutor debería ser mucho más efectivo; cuando menos permitirá que la información no se disperse tanto como ocurría.

La sostenibilidad es un valor al alza. ¿Qué iniciativas ha implementado el sector para actuar en consecuencia?

El sector ha activado programas de circularidad con los mayores productores de residuos derivados de la actividad de las empresas del ramo, para que puedan ser reutilizados. Con el apoyo de la Universitat de les Illes Balears y del Balearic Marine Cluster, hemos puesto en marcha un sistema para que se determine qué porcentaje de esos residuos son reutilizables y quiénes pueden ser sus destinatarios. Por otra parte, partimos de la base de que no aceptamos bajo ningún concepto vertidos al mar, no debe haberlos en ningún caso. Ahí el mensaje es tan claro como que uno no puede conducir si ha bebido alcohol. Cabe subrayar, sin embargo, que al mar llegan infinidad de vertidos, la mayoría de los cuales desde la costa, de los torrentes por ejemplo. Los navegantes locales (en su inmensa mayoría) están concienciados respecto a la necesidad de tener un comportamiento escrupuloso en el mar, tanto en lo referido a residuos como también al correcto uso de las embarcaciones, siempre, pero especialmente en áreas protegidas o puntos de interés paisajístico elevado. Dicho esto, hay que señalar también que en Baleares hay muchos usuarios no habituales, de otros países. Muchas de esas embarcaciones navegan sin una tripulación profesional, y nos consta que en ocasiones se producen algunos fondeos y usos irregulares.

La pandemia propició que se doblara el número de títulos para embarcaciones

La pandemia supuso echar el freno en muchos sectores económicos. Sin embargo, para el sector náutico significó un aumento más que notable en el número de títulos expedidos y, en definitiva, en lo referido a actividad. Así lo corrobora el presidente de AENIB. “Se vivió de una manera extremadamente positiva, si hablamos en términos de actividad en el sector -razona Vaquer-. En primera instancia, hay que aplaudir que, gracias a la buena gestión del entonces director general de Puertos, Xavier Ramis, y el director general de Marina Mercante, Benito Nuñez, no se perdió la temporada 2020 para el sector náutico, lo cual sí ocurrió tristemente para muchos otros sectores de actividad. Hubo restricciones, pero se pudo navegar, se pudieron alquilar embarcaciones y se demostró que el sector fue maduro en su comportamiento. Fue una temporada relativamente buena, teniendo en cuenta que el turismo estaba en precario. El cliente local y nacional, en buena parte con las embarcaciones de chárter, salvó la temporada”. 

Pero no todo fue positivo en ese sentido. Hubo una parte menos amable, que también refiere Vaquer. “La pandemia propició, por otra parte, que muchas personas se interesaran por el mar y que prácticamente se duplicara el número de títulos náuticos expedidos en 2021. Ese hecho fue aparejado a la compra de embarcaciones, y el mercado vivió un momento dulce. En 2022 se mantuvo, pero la guerra de Ucrania, junto a la inflación, hizo saltar todas las alarmas. El suflé que iba subiendo se vio parado. ¿Qué efectos tuvo eso? Que aquellos empresarios del sector que habían producido al 150% tras la pandemia de repente se encuentran con que tienen los stocks llenos y sin salida. En 2023 ni se ha vendido ni se ha alquilado lo de años anteriores”.  

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