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Josep Antoni Cifre, presidente de Colonya-Caixa Pollença: «Nos distinguimos no por quiénes somos sino por lo que hacemos y cómo lo hacemos»

Con 51 años y abogado de profesión, Cifre ostenta la presidencia de la caja de ahorros desde hace 14. Reivindica el rol de la entidad y recuerda que ni en los peores momentos de la crisis financiera llevaron a cabo un solo desahucio. Hace suyo el eslogan de Colonya: ‘No queremos ser los más grandes, queremos ser los mejores’.

Josep Antoni Cifre es, «con mucho orgullo», el presidente de la entidad.

Josep Antoni Cifre es, «con mucho orgullo», el presidente de la entidad. / Guillem Bosch

Colonya-Caixa Pollença ha sido una entidad singular a lo largo de su historia. Lo fue en sus inicios y lo sigue siendo hoy, en 2023, entre otras cosas porque en España sólo operan dos cajas de ahorros.

—Tiene su explicación. Hasta hace aproximadamente unos 12 años el sistema financiero español estaba compuesto prácticamente en su mitad por cajas de ahorros siendo el resto bancos (sociedades mercantiles) y una pequeña parte de cooperativas. ¿Qué ocurrió? Cuando en 2007 se inició la crisis financiera (originada con las hipotecas subprime), veníamos de un periodo prolongado y estable de crecimiento económico, especialmente urbanístico. Durante ese período de bonanza, las cajas de ahorros habían concentrado gran parte de su inversión (activo) en el sector inmobiliario, por lo que muchas de ellas no pudieron hacer frente a la morosidad (impagos) originada con la crisis.

Hubo, en muy poco tiempo, muchas fusiones y absorciones entre cajas de ahorros, lo cual provocó el nacimiento de nuevos bancos y queque el sector financiero español resultante se conformase, mayoritariamente, con sociedades mercantiles o bancos (más del 90%), cooperativas de crédito y dos cajas de ahorros: Caixa d’Ontinyent y Colonya Caixa d´Estalvis de Pollença.

Nuestra entidad no estaba en la situación descrita. El moderado crecimiento histórico que habíamos tenido priorizaba el servicio al cliente por encima del resultado estrictamente económico de la actividad financiera. No teníamos grandes exposiciones en el sector inmobiliario y los gestores y órganos de gobierno de la entidad siempre planificaron una actividad financiera acorde con nuestros objetivos fundacionales. Si hubiéramos necesitado ayudas públicas o nos hubiéramos visto abocados a la necesidad de convertirnos en un banco, en mi opinión y conociendo la trayectoria de la entidad, creo que hubiéramos optado por desaparecer.

Imagen de los miembros del Consejo de Administración de la entidad| Colonya-Caixa Pollença

Imagen de los miembros del Consejo de Administración de la entidad| Colonya-Caixa Pollença / Guillem Bosch

Esa permanencia en plena época de turbulencias implica necesariamente que en su entidad se hicieron las cosas bien...

—Demuestra que, durante esos años (empezando en la crisis de 2007), en base a la trayectoria y gestión que se había realizado hasta ese momento, la entidad pudo decidir su destino y, ello, lo complementamos con un proceso interno de debate para definir quiénes éramos. Un proceso para dotar ideológica y estatutariamente lo que estábamos haciendo. Hicimos una reflexión muy clara y profunda sobre quiénes éramos, qué hacíamos, qué queríamos hacer y, sobre todo, cómo queríamos hacerlo. De 45 cajas de ahorro, Colonya era la más pequeña. Empezó un «baile» entre las entidades en el contexto del proceso de reestructuración al que me he referido antes. Todos buscaban «compañero de baile», y nosotros permanecíamos sentados discretamente y planteándonos por qué «bailaba» el resto.

Al reflexionar para saber quiénes éramos, nos planteamos: «¿Por qué tenemos que bailar nosotros ese baile?» Nuestra situación no era la misma que la de las otras entidades: nuestro balance estaba equilibrado entre fondos propios, depósitos e inversión crediticia. Para nosotros, en aquel momento, el riesgo inmobiliario no era el más importante, y la mayoría de préstamos con garantía hipotecaria eran sobre vivienda de particulares. Por ello, nuestra morosidad se mantuvo en niveles reducidos muy por debajo del sector y, en coherencia con nuestros objetivos y principios fundacionales, no llevamos a cabo ningún proceso judicial de desahucio a ningún cliente. No sé si fue el único caso en España, en todo caso nosotros nos lo fijamos como principio. Fue una consecuencia más de la reflexión interna que llevamos a cabo en la entidad.

¿Qué mantiene la Colonya de hoy de los pilares que la inspiraron a través de su fundador, Guillem Cifre de Colonya?

—Espero que se mantenga todo, porque los fundamentos y objetivos son intemporales. Tanto los fundadores como los actuales gestores coincidimos en que es necesaria una herramienta financiera de gestión social (una caja de ahorros), aunque es obvio que las circunstancias y los tiempos son distintos. Lo que hemos intentado es ser coherentes para poder mantener esa herramienta financiera alineada con los objetivos fundacionales. Seguimos fomentando el ahorro, facilitamos el acceso de los servicios financieros a la población (lucha contra la exclusión financiera) y priorizamos siempre la seguridad de nuestra actividad y productos financieros y la obtención de un resultado que permita la realización de Obra Social. El objetivo social, reflejado en los estatutos, tiene tres pilares: fomento del ahorro, seguridad de la actividad y depósitos y obra social.

La virtud es saber hacer las lecturas y las modificaciones necesarias para seguir materializando los objetivos fundacionales. Está claro, eso sí, que la coyuntura de nuestros días es muy distinta a la fundacional. No es tanto quiénes somos sino qué hacemos. Estamos en esta fase. No debemos distinguirnos de otras entidades financieras por lo que somos sino por lo que hacemos y cómo lo hacemos. Ahí está la gran diferencia. En los últimos años nuestra entidad recibe muestras de simpatía y reputación social. Eso se ha reflejado en un incremento importantísimo de número de clientes y del volumen de operaciones. En la última década hemos alcanzado los mejores resultados de nuestra historia, lo que nos ha posibilitado hacer más Obra Social que nunca. Se ha premiado el hecho de haber mantenido nuestra singularidad y haber sido coherentes con nuestros objetivos y principios fundacionales. A pesar de ello, en el conjunto de Baleares, Colonya podría ser aún más conocida, por lo que tenemos el deber de trabajar para difundir la existencia de la caja de ahorros. Debemos incentivar el conocimiento de la labor financiera y social de Colonya. Que ello sea conocido por el grueso de la sociedad de Baleares es una prioridad.

«En los últimos diez años hemos alcanzado los mejores resultados de nuestra historia»

Josep Antoni Cifre

— Presidente de Colonya-Caixa Pollença

¿En algún momento, por su idiosincrasia como entidad, se han podido sentir como quijotes?

No, porque estamos muy convencidos de lo que hacemos y de cómo lo hacemos. Es permanente en nosotros la actitud de querer mejorar y encontrar las mejores soluciones a las necesidades de los clientes. Colonya es una entidad financiera de gestión social y al servicio de la sociedad.

Debemos agradecer que el sector de las cajas de ahorros, especialmente a través de la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA), defendiera la subsistencia de las dos únicas que quedaron. La Ley de Cajas y Fundaciones Bancarias garantizó la existencia y permanencia de esas dos cajas de ahorros que existen en España. Con ello, también pudimos superar las vicisitudes que supusieron los procesos de fusión y absorción de entidades y la conversión en bancos. Procesos dolorosos en un escenario presidido únicamente por debates públicos en torno a malas prácticas financieras, a corrupción política de los órganos de gobierno o a ayudas públicas. En cambio, se obviaron las grandes aportaciones y activos que hasta entonces habían realizado las cajas de ahorros, su compromiso social, la lucha contra la exclusión financiera, su servicio de proximidad, el arraigo territorial y, sobre todo, su Obra Social. En el año 2008, la cantidad económica anual que las entidades CECA aportaron a la Obra Social superó los 2.200 millones de euros. Quince años después, entre las dos cajas de ahorros que existen y la generosidad de los bancos que nacieron de las cajas, llegamos a los 800 millones de euros anuales en aportaciones a Obra Social. La pregunta es sencilla: ¿Quién ha suplido dicha aportación? La respuesta es evidente: nadie. Y la Obra Social son recursos esenciales para las entidades del Tercer Sector, para la cultura, el patrimonio, la educación o el medio ambiente.

Llegaron a comparecer en el Congreso de los Diputados. ¿Por qué motivo?

Así es. En febrero de 2018, junto a Caixa Ontinyent y a la Caixa d´Enginyers (cooperativa), fuimos invitados a comparecer en el Congreso y participamos en la Comisión de Investigación en relación con el proceso de reestructuración financiera derivado de la crisis. Allí expresamos nuestro parecer en cuanto a la situación e intentamos poner de manifiesto el importante papel histórico de las cajas de ahorros. Expusimos la firme convicción de seguir con nuestro modelo corporativo por ser el resultado del esfuerzo y trabajo de nuestros clientes con la actividad desarrollada durante los más de 140 años de nuestra existencia.

Muchas entidades cierran oficinas y, en cambio, ustedes las abren...

—Efectivamente, tenemos 22 oficinas en Baleares, y abriremos en breve una oficina en Sóller y otra en Ferreries (Menorca). En 2020, abrimos una en Santa Eulària (Eivissa) y otra en Palma. A menudo recibimos peticiones de distintos municipios para abrir oficinas, especialmente cuando se produce el cierre de las sucursales de otras entidades.

Nosotros no abrimos oficinas exclusivamente de acuerdo con una estrategia de captación de clientes o de negocio, sino que es la necesidad de servicio, de nuestros clientes o de la sociedad, la que nos lleva a abrirlas.

En el caso de Sóller, sin embargo, sí estaba contemplada la apertura en el Plan Estratégico 2023-2025. El caso de Ferreries es ciertamente peculiar, ya que se produjo una circunstancia que ha llegado al corazón de los miembros del Consejo de Administración: en el municipio había tres entidades financieras y una de ellas cerró. Muy poco después, hace apenas cuatro meses, recibimos un dossier con 400 firmas de personas y entidades sociales en el que nos solicitaban una oficina en el municipio. No se trataba tanto de necesidad sino de la expresión de un colectivo de compartir nuestro objeto social.

Tenemos pensado seguir abriendo oficinas en la medida que redunde en un mejor servicio a nuestros clientes. Las oficinas también son un medio de difusión y conocimiento por parte de la sociedad balear en cuanto a la existencia de la caja de ahorros de que disponen en nuestra Comunidad.

«Antes de habernos convertido en un banco, hubiéramos desaparecido»

Josep Antoni Cifre

— Presidente de Colonya-Caixa Pollença

¿Cuál es el perfil del cliente de Colonya?

Básicamente son familias, pequeña y mediana empresa, profesionales liberales, autónomos y funcionarios, especialmente sanitarios y docentes. Buena parte de este hecho deriva, creemos, del ‘Estalvi Ètic’. Pensamos que todos ellos valoran el componente de proximidad, la atención personalizada y que quieren conocer cómo se están utilizando los recursos (depósitos) que depositan en Colonya. Y a ello damos respuesta a través de la Memoria del ‘Estalvi Ètic’, que publicamos anualmente.

¿Qué importancia tiene para ustedes la Obra Social?

—Es fundamental. En 1991 se constituyó la Fundación Guillem Cifre de Colonya, cuyo objeto fundamental es gestionar y distribuir la Obra Social de Colonya, con los beneficios obtenidos de Colonya Caixa. La Fundación gestiona la obra social, por un lado, y el ‘Estalvi Ètic’, por otro. Estamos muy orgullosos y contentos de poder contar para este año con una dotación de más de un millón de euros para Obra Social, por primera vez en nuestra historia; el crecimiento con relación al año 2010 es de más del doble.

Cuando en 2015 modificamos los estatutos , uno de los aspectos que introdujimos fue la composición de la representación de la entidad, que vienen a ser los accionistas en una entidad mercantil. Esa composición se plasma en la asamblea, que se conforma en un 50% por parte de clientes (cuya elección se inicia a través de un sorteo ante notario) y el 50% restante se divide en tres grupos con un 16’6% de representación cada uno de ellos: empleados, administraciones públicas (ayuntamientos de municipios donde Colonya tenga oficinas) y, por primera vez en la historia, entidades representativas de intereses colectivos; actualmente conforman ese último grupo la Universitat de les Illes Balears, Arca, Mesa del Tercer Sector Social y la Unión de Cooperativas de Trabajo.

Debe ser la primera vez en la historia que una entidad financiera otorga un porcentaje de participación en sus órganos de decisión a entidades representativas de de intereses colectivos.

‘Estalvi ètic’, primera experiencia de banca ética desarrollada en España

Para hablar de ‘Estalvi ètic’ debemos situarnos a finales de los años noventa, cuando cobró fuerza la idea de las finanzas éticas. Colonya se dio cuenta de que existía una gran coincidencia entre lo que había estado haciendo durante toda su vida y la banca ética. «Reflexionamos al respecto y decidimos profundizar en nuestro compromiso social. Por coherencia con nuestros principios fundacionales y porque supimos escuchar a los sectores con preocupaciones sociales y medioambientales, que deseaban dar un uso socialmente responsable a su dinero. Querían que sus ahorros se invirtieran en actividades coherentes con sus valores», recuerda Juanjo Caldés, responsable área Institucional y ‘Estalvi ètic’ de la entidad.

Uno de los actos vinculados al ‘Estalvi ètic’.

Uno de los actos vinculados al ‘Estalvi ètic’. / Colonya-Caixa Pollença

Así las cosas, en 1999, Colo-nya, siendo fiel a sus principios fundacionales y asumiendo voluntariamente compromisos que van más allá de las obligaciones reglamentarias y convencionales, creó el Estalvi Ètic’, la primera experiencia de banca ética llevada a cabo por una institución financiera en España. El ‘Estalvi Ètic’ es un modelo financiero basado en tres tipos de criterios: éticos, solidarios y de transparencia.

«Participamos en foros y observatorios que promueven la economía responsable, y estamos afiliados a la Federación Europea de las Bancas Éticas y Alternativas (FEBEA). Somos la primera entidad española en formar parte de esta federación».

La Escuela de Colonya, embrión de la caja de ahorros

La historia de Colonya-Caixa Pollença, está estrechamente vinculada a la figura de su fundador e inspirador, Guillem Cifre de Colonya. Estudió Derecho en Madrid, donde se relacionó con personajes de la talla intelectual de Manuel Cossío y Ginés de los Ríos, y participó activamente en la creación en la capital de la Institución Libre de Enseñanza, entidad revolucionaria en el ámbito educativo: tenía como base el krausismo, puso en práctica una enseñanza mixta y laica, con la firme convicción de difundir el conocimiento como elemento fundamental para la mejora integral de la vida de las personas y la consecución de una sociedad más justa. De regreso a Pollença, con poco más de 30 años, Guillem Cifre de Colonya sintió la necesidad de aplicar en su pueblo los conocimientos adquiridos para mejorar las condiciones sociales, culturales y económicas de sus habitantes. Así, llevó a cabo su proyecto educativo y social y fundar la Institución Libre de Enseñanza de Pollença, a imagen de la de Madrid.

Creó la Escuela de Colonya, con un edificio propio ( hecho pionero en las Islas, entonces), construido con fondos personales de Guillem Cifre de Colonya y sus colaboradores. La lista de asignaturas impartidas en el centro era totalmente innovadora (entre otras, higiene personal), del mismo modo que se daba gran relevancia a la música y al contacto con la naturaleza. 

Cifre de Colonya y Hammerl, en una foto de familia

Cifre de Colonya y Hammerl, en una foto de familia / Colonya-Caixa Pollença

La Escuela de Colonya fue el origen de la Caja de Ahorros, creada en principio como una parte de la enseñanza de los niños para que aprendieran a ahorrar y a gestionar la economía. Esta caja escolar se convirtió, en 1880, en la Caja de Ahorros de Pollença, ya como institución financiera abierta al pueblo y como instrumento de liberación de las clases más humildes ante la usura de los grandes terratenientes. 

En uno de sus viajes por Europa, Cifre de Colonya conoció en Berlín a la profesora Clara Hammerl, que se convertiría en su esposa y en una de sus principales colaboradoras en la obra educativa y social llevada a cabo por él en Pollença.

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