Fútbol. Primera RFEF

Al Atlético Baleares no le salen las cuentas

La dinámica de dos meses sin ganar hunde a los blanquiazules a siete puntos de la salvación

La sequía goleadora lastra aún más al equipo que dirige Juanma Barrero

El Atlético Baleares acumula 546 minutos sin marcar en Liga

El Atlético Baleares acumula 546 minutos sin marcar en Liga / Guillem Bosch

Pau Ferragut Massanet

Pau Ferragut Massanet

Después de la debacle sufrida en La Rosaleda ante el Málaga (3-0), el Atlético Baleares recupera la máxima desventaja que ha tenido esta temporada respecto a la zona de permanencia en Primera RFEF.

Al completarse la vigésimo segunda jornada, el conjunto blanquiazul suma solamente 18 puntos y está a siete del San Fernando y el Atlético Sanluqueño, con el agravante de tener el golaverage perdido con estos últimos.

Esta diferencia no se registraba desde la novena jornada cuando los balearicos, que todavía no conocían el triunfo, sumaban solamente dos puntos y nueve los de Sanlúcar de Barrameda.

Entonces quedaba margen de mejora, Juanma Barrerohabía relevado a Tato García como técnico en la quinta jornada, pero ahora el tiempo se agota al haber superado ya el ecuador de la temporada.

El nefasto primer tramo del curso, con siete derrotas consecutivas y algunas de ellas abultadas como las visitas a El Palmar (5-0) o Antequera (3-0), tuvo un breve repunte con una dinámica de 12 puntos de 18 posibles.

En ese mes y medio llegaron las primeras y únicas cuatro victorias en el casillero de toda la temporada, curiosamente ante rivales directos de la zona baja: Melilla (1-0), Mérida (1-0), Recreativo Granada (0-2) y Alcoyano (2-1).

Esta circunstancia acercó a los mallorquines a los mismos puntos de la salvación (14) en la decimoquinta jornada, pero no les permitía superar el umbral del descenso por el coeficiente de goles.

Atlético Baleares. Juanma Barrero, en un entrenamiento

El Atlético Baleares está ya a siete puntos de la salvación / CD ATB

La involución en los dos últimos meses de competición recuerda al arranque, con siete jornadas consecutivas sin ganar y un pobre bagaje de 4 puntos de 21 posibles.

El calendario tampoco invita al optimismo. En los dieciséis encuentros que restan por disputar, deberá medirse a todos los adversarios situados entre la décima posición hasta el colista, excepto el Atlético Sanluqueño, con quien empató sin goles en Palma.

Por el Estadi Balear pasarán el San Fernando (25 puntos), Real Madrid Castilla (28), Intercity (29), Linares Deportivo (18) o el filial del Granada (11) y, en cambio, deberán visitar al Atlético de Madrid B (27), Mérida (18), Alcoyano (29) y Melilla (16).

En cuanto a los favoritos del Grupo II, que ocupan las cinco primeras posiciones, los blanquiazules recibirán a los dos equipos que se disputan el ascenso directo, como el Castellón y la UD Ibiza, mientras que se viajarán a plazas siempre complicadas como el Nuevo Arcángel frente al Córdoba y el Colombino contra el Recreativo de Huelva.

La asignatura pendiente

Si la llegada de Barrero había frenado la sangría goleadora, ya que el Baleares no había logrado cerrar su portería hasta la décima jornada y ya acumula seis duelos sin encajar, lo que no ha mejorada es la capacidad realizadora del equipo.

El lastre de haber marcado solamente una docena de tantos en 22 jornadas, solamente superado por los diez del Teruel del Grupo I, condena las aspiraciones de salvación.

La dependencia de David Rodríguez en ataque es un hecho. El experimentado delantero de 37 años acumula la mitad de los goles de toda la plantilla (6), evidenciando la falta de eficacia de otros atacantes del inédito Juan Piera o los que han causado baja en el mercado invernal como Xisco Jiménez y Jorge Martínez.

El regreso de Nuha Marong tampoco ha podido aportar demasiado en los 32 minutos que ha participado en tres encuentros entrando desde el banquillo.

La sanción de cuatro partidos del máximo artillero balearico ha magnificado las carencias ofensivas del equipo, que enlaza seis jornadas sin marcar y la friolera de 546 minutos sin anotar. Un registro que supone la peor sequía de la historia del club mallorquín en la Segunda División B y Primera Federación.

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